La Batasuna de hoy ya no es la de hace veinte años. EH Bildu ya no defiende la violencia armada como hicieron algunos de sus integrantes con ETA activa
Artículo publicado en El Correo (26/07/2023)
El PSE-EE ha ganado las elecciones generales del 23 de julio en la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) en cuanto a número de votos, que es el dato básico, al conseguir el 25,27%. En segundo lugar ha quedado el PNV con el 24,05% y EH Bildu ha sido tercero, muy cerca, con el 23,95% de las papeletas. Irán al Parlamento de Madrid cinco diputados de cada uno de estos tres partidos políticos. La coalicion sumará seis al incluir el escaño de Navarra y será la principal fuerza abertzale.
El PNV ha obtenido 110.000 votos menos respecto de 2019. Y ya había perdido 86.000 apoyos en las municipales y forales del 28 de mayo. Mientras, EH Bildu sigue subiendo y ya se queda a mil votos del PNV, al borde del ‘sorpasso’. Desde el nacionalismo vasco, y desde la dimensión política de la sociedad vasca, estamos ante un fenómeno mayor, que exige reflexión.
En el Estado español el PP ganó las elecciones con 136 escaños. El PSOE alcanzó 122, Vox 33 y Sumar 31, ERC siete, Junts siete, EH Bildu seis, PNV cinco y BNG uno. La gobernabilidad dependerá de hacia dónde se inclinen los partidos nacionalistas. EH Bildu ya ha dicho que dará sus votos al Partido Socialista. No sé lo que harán Junts ni ERC, aunque parece que este último respaldará al PSOE. En cuanto al PNV, recuerdo que hace años en una situación similar, pregunté a Xabier Arzalluz, en los pasillos de la Universidad de Deusto, qué iba a hacer su partido. Me contestó que iría allá donde obtuviera más beneficios para Euskadi. No dijo otra cosa Andoni Ortuzar la noche del domingo. Y el lunes el EBB rechazó la propuesta de Alberto Núñez Feijóo para negociar su investidura.
El 23-J, para un residente en el País Vasco, había dos elecciones: en España, entre el PP y el PSOE, y en Euskadi, entre el PNV y EH Bildu, los partidos hegemónicos que recogen entre ambos más votos que todas las demás formaciones según la estimación de escaños del Gabinete Sociológico del Gobierno vasco de junio pasado. Añado que el PSE-PSOE obtiene los mismos escaños que PNV y EH Bildu, separados, 5 cada uno. Esa es una de las singularidades políticas del País Vasco. De ahí que en este artículo me centre básicamente en los resultados electorales de Euskadi y en la distribución de los votos entre PNV y EH Bildu. Que me dispensen los demás partidos, particularmente el PSE, al final vencedor en la CAV. Tiempo habrá.
Amigos míos han manifestado, incluso públicamente, que iban a dar su voto a EH Bildu. Alguno por primera vez. Esta decisión me obliga a pensar, ya que no deja de sorprenderme. Comparto con ellos una idea que ya he expresado en varias ocasiones. Que la Batasuna de hoy en día no es la Batasuna de hace veinte y más años.
EH Bildu ya no defiende la violencia ar-
mada como hicieron algunos de sus inte-
grantes cuando ETA estaba activa.
Recibí un trabajo de Ana Escauriaza, investigadora en la Universidad de Navarra, titulado ‘Un vacío en la historiografía sobre ETA: violencia, juventud y educación universitaria’, publicado en Historia Actual Online 61. Se hizo público en junio pasado. Concluye su trabajo con estas palabras: «(…) porque la influencia que ha podido tener ETA en el mundo educativo puede haber sido clave, no tanto para captar adeptos como para ir propagando su ideología, ayudando a explicar en parte que sea una de las organizaciones terroristas con mayor longevidad en la reciente historia mundial».
Esto me ha llevado a trabajar el pasado fin de semana sobre las similitudes y diferencias entre el PNV y EH Bildu, a partir de dos sociómetros vascos de febrero y de mayo del presente 2023, antes de conocer los resultados electorales. Ya con los datos de los comicios, me ha sorprendido la victoria del PSE.
Trabajé con cuatro indicadores: cuántos están claramente a favor de la independencia de Euskadi, cuántos se consideran muy abertzales, cuántos muy de izquierdas y cuantos «únicamente vascos». Lo primero que hay que decir es que, en los cuatro indicadores, en los dos sociómetros, los votantes a EH Bildu superan con creces a los del PNV.
He querido plantear una comparativa entre el PNV y EH Bildu en torno a otra cuestión de índole sociocultural: cuáles son los tres principales problemas que hay en Euskadi. Y aquí apenas hay diferencia entre los votantes del PNV y de EH Bildu. A partir del Sociómetro de mayo pasado, el orden de los ocho problemas más importantes es idéntico en las dos formaciones políticas. Pero más aún: los porcentajes, según los votantes a PNV y EH Bildu, son casi idénticos.
De todo esto cabe decir que no hay diferencias significativas entre los votantes al PNV y a EH Bildu cuando nos interrogamos sobre aspectos socioculturales, su situación económica y laboral y su proyección de futuro. No podemos decir, en absoluto, que estemos en dos universos distintos. Pero si los interrogamos sobre sus opciones de signo político, estamos ante dos universos muy dispares, bajo un telón de fondo que apunta a una indudable mayor cercanía a su consideración de vascos frente a la de españoles. En el PNV de forma más moderada, y yo añado que más realista, que en EH Bildu. Me atrevo a decir que los votantes a EH Bildu no se diferencian apenas del conjunto poblacional vasco, excepto en sus opciones políticas. Cuestión a profundizar.
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