Artículo publicado en El Diario Vasco (12/11/2023)
La estrategia política del Partido Socialista de Euskadi ante las próximas elecciones autonómicas no puede deslindarse del papel que va a jugar el PSOE en el gobierno de coalición español. Se cruzan las interlocuciones y los acuerdos: por un lado, el papel que el PNV juega en la gobernabilidad de España y, por otro, el papel que el PSE puede jugar en la gobernabilidad de Euskadi.
Y, precisamente, en este último punto, los resultados de las próximas elecciones autonómicas vascas pueden posicionar por primera vez al PSE ante una disyuntiva que, hasta la fecha, solo había sido realmente factible en algunos gobiernos municipales y en la Diputación de Gipuzkoa, a saber: tener que decidir si apoyar un gobierno vasco de coalición de izquierdas liderado por EH Bildu, de la mano de Elkarrekin-Podemos-(¿Sumar?) o bien seguir siendo el partido que garantiza un Gobierno Vasco liderado por el PNV y, más que previsiblemente, por el lehendakari Iñigo Urkullu en los comicios del año que viene.
En esta tesitura, considero que la estrategia del PSE se encamina más hacia un gobierno de coalición con el PNV. Los mensajes están más dirigidos a querer consolidar un rol político que represente la moderación y la contención hacia derivas soberanistas, cuestión que puede ejercer con mayor probabilidad de éxito junto al Partido Nacionalista Vasco que junto a EH Bildu. Además, considero también que falta al menos una generación para que el electorado del País Vasco y, sobre todo, la militancia del PSE (y del Partido Socialista Obrero Español) puedan considerar como socio preferente en un Gobierno a opciones como Euskal Herria Bildu.
Pienso además que todavía hay en la dirección del PSE y del PSOE muchas personas que han vivido y han sufrido el pasado reciente de Euskadi y a las que la interlocución con el partido abertzale vasco les cuesta porque les duele.
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