El activo más valioso es una juventud formada, global y con sentido de arraigo.
Artículo publicado en El Correo (20/04/2024) | Escrito con Belén Frau, Maite de Aranzabal y Pedro Luis Uriarte (Vocales del Foro Zedarriak).
Hace unas semanas, desde Zedarriak planteábamos la oportunidad y el reto que entrañan las tecnologías exponenciales animando a todos a afrontar el desafío con los recursos y la urgencia necesaria. Hoy queremos complementarlo poniendo el foco en el impacto de esas tecnologías en la creación, transformación, captación y retención del talento, que en un mundo dinámico se erige como un recurso de valor incalculable.
También la revolución tecnológica ha irrumpido con fuerza en este ámbito: la tecnología proporciona las herramientas para materializar ideas y resolver problemas de manera eficiente, y el talento aporta la creatividad, la pasión, la capacidad de adaptación y la de formular preguntas de calidad, clave para optimizar el desempeño de las tecnologías exponenciales. Es decir, tecnología y talento juntos pueden transformar el mundo: impulsar el crecimiento y mejorar la calidad de vida.
Para lograr esta conjunción perfecta existen varios desafíos. El primero radica en la educación, que frecuentemente se enfrenta a limitaciones estructurales y metodológicas que dificultan la detección y desarrollo de habilidades excepcionales. Aquí las tecnologías exponenciales juegan de nuevo un papel importante al abrir nuevos mundos y romper barreras previas, permitiendo una educación personalizada, global e inclusiva. Además, el mercado laboral actual está en constante evolución, y demanda habilidades cada vez más especializadas y adaptables. Esto plantea un reto adicional en términos de reconversión. La formación continua de los profesionales hoy ya no es una opción, sino una necesidad imperativa.
Por otro lado, atraer y retener el mejor talento, una vez identificado y desarrollado, representa otro desafío significativo. Las organizaciones deben ofrecer condiciones atractivas más allá de lo puramente económico: el ambiente laboral, las oportunidades de crecimiento, el equilibrio real entre vida personal y laboral -favorecido por la digitalización- y el impacto social juegan un papel decisivo.
Al mismo tiempo, la diversidad de talento es un motor fundamental para la creatividad y la resolución de problemas. Equipos multidisciplinares y diversos tienden a generar ideas innovadoras y soluciones más efectivas. Por tanto, fomentar la inclusión y la igualdad de oportunidades no solo es una cuestión ética, sino también una estrategia para potenciar el alto rendimiento y mejorar la competitividad.
En este contexto, es fundamental que las instituciones educativas y las empresas colaboren estrechamente para identificar, nutrir y retener el talento diverso. Programas de mentoría, becas, prácticas profesionales y colaboraciones entre sector académico y empresarial pueden proporcionar las herramientas digitales y experiencias para maximizar el potencial. Igualmente, es necesario repensar el reclutamiento tradicional, adoptando enfoques inclusivos y basados no tanto en com petencias, sino en aptitudes. Valorar no solo la experiencia y las credenciales académicas, sino también habilidades como la capacidad de aprendizaje y la diversidad de experiencias.
El talento es el motor del progreso y la innovación en todas las áreas de la sociedad. Son múltiples los ejemplos que demuestran que una persona con talento puede hoy transformar industrias enteras, impulsar el desarrollo tecnológico y generar soluciones innovadoras ante los desafíos globales. Reconocer este valor y aprovechar las oportunidades que ofrece el nuevo contexto tecnológico abordando los desafíos mencionados son pasos cruciales para construir nuestro futuro.
El cuarto informe de Zedarriak, ‘La oportunidad de las tecnologías exponenciales’ (www.zedarriak.eus), analiza sus oportunidades y retos y propone soluciones, también en relación al talento: transformar la educación, formar y reciclar profesionales, gestionar el impacto en el empleo y posicionar internacionalmente Euskadi en el mapa del talento global.
El informe pone en valor los grandes activos con los que contamos:
– La confianza de que hemos afrontado retos similares, superados con éxito gracias a la visión y el trabajo compartidos. – Las competencias y valores, esenciales en nuestra cultura empresarial y social. – Y nuestro activo más valioso: la juventud más formada de nuestra historia, global, concienciada, nativos digitales, con sentido de arraigo y pertenencia.
Está en nuestra mano hacer de estos activos, íntimamente relacionados con el talento, nuestra gran ventaja competitiva en un mundo en transformación. Nuestro talento determinará la medida en la que sabremos, y podremos, aprovechar las oportunidades que brindan las tecnologías exponenciales para crear un futuro en el que el progreso sea para todos. El reloj del progreso no espera, es hora de invertir en el talento.
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