El PNV debe hacer una seria reflexión si no quiere que se dé el ‘sorpasso’ por Bildu y su hegemonía pase a la historia
Artículo publicado en El Correo (24/04/2024)
Un amigo, médico, me decía que los resultados de análisis químicos, de entrada, había que leerlos a distancia. Y veía cómo alejaba de la vista las hojas. Y me decía «esto está muy bien. Ahora me centro en unos valores con más detenimiento». El análisis de los resultados electorales del domingo puede hacerse igual. En lo esencial, reflejan continuidad con la distribución de la Cámara actual. El ‘sorpasso’ no se ha producido, y la coalición que se vislumbra a la hora de formar el próximo Gobierno (PNV-PSE) es la misma que figura en la actual gobernanza. Luego, ¿’nihil novum sub sole’? Las elecciones se presentaban bajo el signo de lo nuevo, de la incertidumbre, de la posible superación del liderazgo del PNV. Junto a otro probable triunfo peneuvista se atisbaba la posible victoria de EH Bildu. Lo probable se ha impuesto a lo posible.
Pero no cabe decir que nada haya cambiado en la distribución del Parlamento Vasco. A la cabeza del número de escaños, PNV y EH Bildu obtuvieron 27 cada uno. Pero el dato más relevante en que mientras el PNV pierde 4, EH Bildu sube 6. Esto es, si la diferencia en número de escaños entre PNV y EH Bildu hasta el domingo era de 10, esta distancia se esfuma. En mi modesta impresión, este es el resultado mayor de los comicios. Añadamos que el PSE-EE sube dos escaños y alcanza doce, con lo que podría revalidar el Gobierno Vasco aliado a los 27 parlamentarios del PNV, pero ahora con más fuerza en el Ejecutivo. El PP consigue un escaño más y llega a los 7. Sumar obtiene uno, y otro Vox.
Subrayaría que estamos ante el Parlamento más abertzale de la historia. Si sumamos a los 27 escaños del PNV los 27 de EH Bildu, llegamos a 54, mientras que el total de los demás partidos se queda en 21. 54 escaños, llamémosles ‘vasquistas’, frente a 21, ‘españolistas’, es una gran diferencia y muestra que la sociedad se siente mayoritariamente vasca, y así ha otorgado más votos a los partidos de ámbito exclusivamente vasco. Hay ciudadanos nacionalistas que postulan por un Gobierno exclusivamente vasco, PNV y EH Bildu. Pero son muchos, incluso nacionalistas, los que no quieren gobernar con EH Bildu. Por su ‘mochila’. Y por algunas frases, en una sociedad tan politizada como la de Euskadi, que mira con lupa lo que dicen en EH Bildu.
Esta coalición ha modificado mucho su discurso. Así, frente al acento soberanista de antaño, ahora muestra en primera fila el acento en lo social. El cambio ya se dio en las elecciones de mayo pasado. En Euskadi en mayo de 2023 el PNV perdió más de 86.000 votos, pese haber sido la formación más apoyada en el conjunto de la Comunidad Autónoma Vasca (CAV). Sin embargo, bajó respecto a las elecciones de 2019 y, sobre todo, acorde a las expectativas que le daban las encuestas y el ‘humus’ social y sociológico que se registraba en determinados ámbitos. Por su parte es evidente que el ganador en Euskadi fue EH Bildu, aunque no en la misma dimensión en la que perdió el PNV: cerca de 17.000 votos ganados, bien por debajo de los 86.000 perdidos por el PNV. Luego no hay vasos comunicantes entre los nacionalistas. EH Bildu ya gobernaba en muchas localidades menores, y en las elecciones de 2023 ganó en las Juntas Generales de Gipuzkoa y disputó la Alcaldía de Vitoria, lo que no es poco.
Veo los resultados del domingo como una continuación de los de hace un año: pérdida de votos en el PNV y aumento en EH Bildu. En la CAV aprecio una sensación de ‘déjà vu’, más de lo mismo, de cierto hastío por la continuada hegemonía del PNV, que solo perdió la Lehendakaritza cuando los jueces impidieron que se pudiera votar a la izquierda abertzale.
Pero hay más. La lectura que muchos ciudadanos hacen de EH Bildu se ha modificado a su favor. Veo, entre otras, las siguientes razones. ETA queda ya lejos y la actitud de Batasuna (en sus diferentes denominaciones) ya no es la que fue. Los líderes de EH Bildu se han moderado mucho. Los que hemos visto su nacimiento y conocido su trayectoria hasta el final de ETA no podemos no verlo, lo que escapa a los más jóvenes.
En fin, el PNV debe hacer una seria reflexión si no quiere que se dé el ‘sorpasso’ por Bildu y su hegemonía pase a la historia.
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