Líderes y genios. Su vida parece la trama de una tragedia: desde su transformación física a su dolor.
Artículo publicado en Expansión (17/07/2024).
«Hay dos personas dentro de mí. Me gustaría ser Maria, pero está la Callas, de quien debo estar a la altura. Así que lucho con ambas como buenamente puedo», decía Maria Callas, La Divina. Así la llamaban.
Majestuosa siempre, Maria Callas se cuela en la retina y casi en el corazón, sin previo aviso, sin permiso. ¿En qué pensaba antes de cada representación, en esos segundos previos a quebrar de emoción el silencio con su voz? ¿De qué manera vencía su timidez de la que se habla, a veces disfrazada de soberbia y otras enredada en la inseguridad por la tortura de la perfección?
Maria Anna Cecilia Sofía Kalogeropoulos, la diva más grande de la historia como la definen muchos, no nació en 1923 diva, sino niña en búsqueda invariable e incesante de amor. O quizás sí y su esfuerzo y constancia hicieron de ella un mito: según Stella Kourmapana, archivista del Conservatorio de Atenas en el programa Maria Callas, parte de la serie de la BBC Llévame a la ópera, «trabajó tan duro que se convirtió en la diva más grande de la historia».
También aparece en el documental Reputations del año 1998 de la BBC y sólo verla hace enmudecer. Declara con la severidad de quien se conoce poseedor de la verdad que nadie jamás le ha acusado de no ser disciplinada «porque conozco bien mi trabajo». Y es que su talento era producto de la disciplina; con un absoluto dominio de la técnica y una sensibilidad extrema que dotaba a cada personaje y a cada papel de vida propia y de hipnótica luz.
Afirma el catedrático de psiquiatría José Guimón por la Universidad del País Vasco en su artículo ¿Hacia un espectro de la timidez? que el psiquiatra Carl G. Jung (1875-1961) ya propuso la existencia de una hipersensibilidad innata, que se ha comprobado posteriormente que existe en el 20% de los seres humanos. Predispone a algunos niños a sufrir más por algunas experiencias infantiles y ser luego personas tímidas y ansiosas. Estas personas hipersensibles desarrollan depresión, ansiedad y timidez si hay más estrés de lo deseable. Y con la única pretensión de hacer un discreto apunte si de más estrés de lo deseable hablamos, la vida de Maria Callas bien parece la trama de una de sus óperas: desde su transformación física a su dolor, a su dependencia o su amargura por la traición. Con una gran diferencia quizás: la observación constante y el permanente escrutinio al que fue sometida. Siempre señalada. Siempre criticada. Siempre juzgada.
En un mundo en el que el estrés y la ansiedad eran parte permanente de su existencia, sentir y sentirse en equilibrio parece más bien una quimera para cualquiera, un imposible incluso para una diva. Según el escritor, periodista y crítico musical Juan Muñoz Molina -en 2023, coincidiendo con el 100 aniversario de su nacimiento – en la revista Ópera Actual que Calas «hizo del canto un vehículo de la aflicción humana: en cada uno de sus roles hay un latir de profundo dolor, quizás una extensión de su propio espíritu dañado. Esa conexión suya con el sufrimiento genera un vínculo especial en quien la escucha». Y ese vínculo llega al corazón de una manera directa. Se produce una conexión casi inmediata en quien se acerca a escuchar a La Divina, pero anhela alcanzar a comprender a la persona, como en un ejercicio de extrema empatía ante el desconsuelo, entre la admiración y el hechizo. Decía Maria Callas de sí misma: «He sido atacada, he sido odiada. No me gusta, pero si me tengo que defender hay que tener mucho orgullo para decir ‘bueno, no hay salida, vete adelante y defiéndete’, porque tengo tanto sentido común que duele».
Los silbidos del público
Probablemente una fecha haya estado siempre en la memoria y en el corazón dolorido de la Callas: el 2 de enero de 1958. Actuaba en la Ópera de Roma. Abandonó la representación después del primer acto tras los silbidos del público. Se habló de bronquitis, de corrientes de aire y de frío; y se divagó de muchas cosas más que pudieron ocurrirle. Lo que sí se sabe es que abandonó el escenario y probablemente se encerró en el que sintiera como un refugio helador, su camerino.
Cantaba entonces Norma de Vicenzo Bellini, una tragedia lírica de una mujer sumida en contradicciones, una tragedia en dos actos como en un duelo de su propia existencia, donde el triunfo y la derrota la abrazaba con la misma intensidad que el aplauso del público que la elevaba o reprobaba.
La mezzosoprano madrileña Teresa Berganza, Premio Príncipe de Asturias de las Artes, Premio Nacional de Música, y primera mujer designada como académica de Bellas Artes de San Fernando, coincidió con ella en escenarios. En una entrevista concedida a la Fundación March, habló de Maria Callas: «Es la artista más profesional y seria que he conocido» afirmó. Quizás porque para la mezzosoprano cantar era un acto de amor, revelar lo que ocurrió con la Callas era un acto de justicia.
Al coincidir con ella, Berganza le dijo: «Estoy muy emocionada de poder trabajar con usted y lo único que le pido es que me ayude y me diga todo lo que le parece mal». Entonces Maria Callas le pidió que le llamara Maria y le tratara de tú. «No tengo nada que decirte; si hay que aprender algo en este momento, tengo que aprender yo de cómo cantas tú».
En esa ópera, reveló, «cantaba junto a Maria Callas y terminaba de espaldas al público y apoyada en ella. Me dieron un gran aplauso. Me temblaba todo de emoción y de estar cantando delante de ella con los 23 o 24 años que tenía. Mientras, ella me decía muy bajito: ‘date la vuelta, que te están aplaudiendo a ti'». Entonces ella se negaba: «No, no Maria, delante de ti, no». Pero la Callas insistía: «Date la vuelta, que tienes que recibir los aplausos».
¿Sabes lo que hizo Maria Callas? Preguntó una Teresa Berganza conmovida al recordar, con esa pureza de quien evoca a quien tanto admira. «Me cogió de los hombros y me plantó delante de ella para que yo recibiera los aplausos». La ovación fue enorme. No sólo a la extraordinaria mezzosoprano, sino también a la generosidad de La Divina. Porque La Divina se mostró humana.
La Callas es leyenda. Maria tímida y constante en su insoportable búsqueda de ser amada.
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