Artículo publicado en El Correo (03/03/2025)

Es verdad que los discursos contra los avances del feminismo se han multiplicado en los últimos años tanto a nivel global como a escala local. Es verdad que la Historia nos enseña que las corrientes reaccionarias suelen responder a cada una de las olas en las que parece que avanza el camino hacia la igualdad. Y es verdad que casos como los de Errejón, Monedero o Ábalos erosionan la credibilidad de los diques de progreso que siguen levantando día a día la sociedad y las instituciones para impulsar el cambio social y quienes luchan a diario en su vida cotidiana por una sociedad más justa e igualitaria. Un ejemplo cercano, las premiadas esta semana por los Premios Zirgari de la BBK y la Diputación de Bizkaia.
También esta semana, el lehendakari Pradales alertaba sobre estos discursos reaccionarios dentro de unas jornadas organizadas por Emakunde y denunciaba el avance de la ultraderecha que propaga discursos negacionistas a los que la sociedad vasca debe hacer frente. Y ponía el énfasis en que esta ola reaccionaria está calando sobre todo en los jóvenes, apoyándose en los datos que reflejan la penetración de estas ideas en los hombres más jóvenes, donde ha crecido el rechazo al feminismo y el voto a la ultraderecha y ha descendido el reconocimiento de la desigualdad existente entre mujeres y hombres.
Cuando se pone el foco en los jóvenes, convendría también añadir para completar el cuadro datos que vayan más allá de sus discursos, como sugiere la profesora Marga León. Los hombres jóvenes son bastante menos machistas en ámbitos como el empleo, la conciliación o el reconocimiento a la igualdad de oportunidades que la generación de hombres que disfruta o ha disfrutado del poder en la sociedad. Y además son los que manifiestan más rechazo a la aceptación de los estereotipos de género propios de una sociedad tradicional.
Decía el lehendakari que debemos ser ejemplo para las nuevas generaciones. La mejor forma de dar ejemplo es construir referentes femeninos en el ámbito del poder, del máximo poder donde se toman las decisiones. Por ejemplo, su partido nunca ha presentado a una mujer como candidata a lehendakari, una de las principales razones por las que nunca ha habido una mujer en el máximo nivel de representación política en 45 años de autogobierno vasco. También ayudaría que el partido con más representación en las instituciones tuviera la primera presidenta de su historia o que por lo menos incorporara la paridad a la sala de mandos del partido, el Euzkadi buru batzar, y que pesara tanto este criterio como las distintas afinidades políticas o las diferentes sensibilidades territoriales. El machismo no solo va de discursos, donde es fácil señalar a los jóvenes.
El machismo va de poder y de toma de decisiones en los espacios dónde los jóvenes no tienen voz. Por eso es importante la coherencia si de lo que se trata es de transmitir valores. O por lo menos acercarnos con más humildad a la generación de los jóvenes cuando se trata de hablar de machismo. Según una encuesta de ‘Future Game’, el 63% de los jóvenes vascos cree que la igualdad de género mejoraría con su generación en el poder.
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