Un estudio en curso de la Universidad de Deusto analiza el impacto del trauma en policías, médicos, forenses o jueces

Entrevista emitida en Radio Bilbao (12/04/2025)
La atención a las víctimas de eventos traumáticos puede tener su impacto en los profesionales que trabajan con ellas. Más allá de la sobrecarga de trabajo que arrastran, cada día se enfrentan a situaciones de estrés que lastran su salud. La investigadora de la Universidad de Deusto Susana Corral y la forense especialista en psiquiatría y jefa de la Clínica de Bilbao, Ana Abásolo, están desarrollando un estudio titulado El impacto en los profesionales que se relacionan con víctimas en el que analizan las consecuencias de la exposición a los traumas.
En el estudio han participado 258 profesionales, 208 de ellos mujeres, 49 hombres y 1 persona agénero con una media de edad de 46 años. La gran mayoría acompaña a víctimas gravemente o muy gravemente traumatizadas. Entre esos profesionales hay psicólogos, médicos, jueces, trabajadores sociales, abogados, fiscales o agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad. La investigación analiza las principales causas de malestar de esos colectivos entre las que destacan el burn out, la fatiga por compasión, el estrés, el estrés traumático secundario o los sentimientos de miedo.
Trauma vicario
Hay unas consecuencias específicas de esa exposición al trauma, ha explicado Susana Corral en A vivir que son dos días Euskadi, y se refiere al trauma vicario, los cambios únicos, negativos y acumulativos que pueden experimentar esos profesionales cuando están en una relación terapéutica y empática con sus clientes o pacientes. «Incluye cambios físicos, neurológicos, emocionales, cognitivos, sexuales y espirituales. Esta transformación también afecta a las creencias y valores del profesional, y con el tiempo, pueden cambiar su esquema cognitivo de forma negativa. Ejemplos de estos cambios de cogniciones son: cambios en la visión del mundo sobre ciertos asuntos clave como la seguridad, la confianza y el control».
Carlos Díaz de Argandoña Fernández, politólogo y director de y-logika, gabinete de investigación social aplicada, asegura que, sobre todo al comienzo de la carrera, es frecuente arrastrar el malestar que viven las víctimas de perfiles muy diversos, desde la violencia de género, la trata o el bullying, hasta las catástrofes. Ante esa situación, Susana Corral habla de la resiliencia vicaria, que mide los efectos positivos que experimentan los profesionales de la salud mental al trabajar con sobrevivientes de traumas: desde el crecimiento personal hasta la transformación positiva.
Consecuencias en la calidad del servicio
El impacto psicológico puede influir en la calidad del servicio que prestan. «Si no se maneja, el trauma vicario puede tener consecuencias profesionales relacionados con violaciones éticas como cancelaciones excesivas a los cliente y un menor uso de las supervisión como estrategia de apoyo.
Yolanda Charte, psicóloga sanitaria que forma a psicólogos, educadores sociales, docentes o enfermeros, sostiene que «para minimizar el impacto psicológico, lo más importante es la formación. Está claro que la formación teórica la tienen que tener pero hay que sumarle la psicoemocional y psicosocial, es decir, recursos de regulación emocional». Todo ello como medida para que estos profesionales no se desmotiven y no pierdan su calidad de vida, y para que los paciente sigan recibiendo la misma calidad asistencial. «Pero, esa formación deben ser útiles, concreta, eficaces, con dinámicas atractivas, que les motiven, y que sepan que, cuando salen de la formación, ya pueden estar aplicando porque dan resultado».
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