Artículo publicado en El Correo (23/06/2025)

El mundo es más inseguro hoy que hace una década y el 70% de la ciudadanía vasca cree que será todavía más inseguro dentro de diez años, según los datos del último Deustobarometro. El futuro se apagó con la última pandemia y desde entonces el pesimismo sobre el horizonte domina en la opinión pública mundial. De todas las amenazas globales que nos impiden tener seguridad sobre cómo será el día siguiente de nuestras vidas, Donald Trump es la mayor según la mayoría de la ciudadanía vasca. Y eso que la encuesta se cerró antes de que el presidente estadounidense bombardeara Irán. Es una amenaza mayor que la del avance de la extrema derecha, que la Rusia de Putin, que la política comercial china o que la dependencia energética. Y es una amenaza que atraviesa a todas las generaciones.
El 80% de la ciudadanía no considera a Estados Unidos un aliado y, lo que es más grave, casi la mitad lo considera ya un enemigo. A día de hoy hay más vascos y vascas que consideran a Estados Unidos un país enemigo que los que colocan del otro lado de la trinchera a Rusia o Irán. La mayoría de la ciudadanía expresa en esta encuesta reciente que las decisiones de Donald Trump tienen o tendrán un efecto negativo en su cesta de la compra, en el precio de la energía que consumen y en su espacio laboral. Y tan solo un 10% cree que la presidencia de Trump no afectará negativamente a su vida cotidiana en el futuro.
Sin embargo, esta percepción de inseguridad y de alejamiento de Estados Unidos no ha alterado la tradicional cultura pacifista de la sociedad vasca ni ha aumentado la percepción sobre la necesidad de reforzar el espacio militar europeo. Por un lado, la ciudadanía no apoya la intervención militar activa europea en los conflictos internacionales. Un 89% rechaza las intervenciones militares de carácter ofensivo y un 72% el envío de material militar defensivo a las guerras. La mayoría prefiere que las potencias mundiales actúen como mediadores para favorecer la paz y la seguridad. Por otro lado, el 60% percibe que hay incompatibilidad entre el aumento del gasto militar y el mantenimiento del gasto social necesario para activar las políticas de bienestar y no apoyaría el incremento del gasto en Defensa y seguridad.
El miedo, la preocupación y la incertidumbre colectiva ante el futuro ha generado un deseo compartido de seguridad que no se relaciona con la defensa militar ni en el marco de la OTAN, ni en el marco europeo ni en el más cercano. A la ciudadanía vasca le cuesta trabajo ver una oportunidad de negocio en las guerras que marcarán el futuro en un contexto en el que hay un presidente del país con las empresas de armas más grandes del mundo defendiendo sus intereses con bombas.
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