30 de junio de 2025 en El Correo (Ed. Bizkaia)

Un reciente informe de BBVA Research, junto a otras fuentes acreditadas como CaixaBank Research o Eustat, ofrece una visión detallada de la coyuntura económica de Euskadi en el momento actual. El análisis dibuja una región que navega con estabilidad, mostrando un crecimiento sostenido, aunque moderado, y un mercado laboral sólido, pero con desafíos estructurales que no deben pasar desapercibidos.
Según BBVA Research, el PIB del País Vasco creció un 2,4% en 2024, superando el promedio de la Eurozona, y se espera que mantenga un ritmo sólido con un aumento del 2,3% en 2025 y del 1,4% en 2026. Este avance se apoya en varios pilares: la caída de los precios del petróleo y el gas, un tono más expansivo en la política económica europea y un mayor potencial de crecimiento en el sector servicios, impulsado por la inmigración y mejoras en la productividad por hora. Sin embargo, el informe también advierte de nubarrones en el horizonte, como la alta incertidumbre económica, la posible escalada de los aranceles y una lenta recuperación en Europa, que podrían afectar los flujos comerciales y la inversión, especialmente en una comunidad con un fuerte componente industrial.
CaixaBank Research, por su parte, estima que el PIB vasco creció un 2,8% en 2024, ligeramente rezagado frente al 3,1% nacional, lastrado por una industria que, pese a representar el 24% de nuestra economía, no logra alzar el vuelo. Para 2025, prevé un alza del 2,4%, impulsada por la inversión ligada a los fondos europeos y un consumo más dinámico gracias a la contención de la inflación y la bajada de los tipos de interés. Con un PIB de 87.857 millones de euros, Euskadi se consolida como la quinta región española por peso económico, y su PIB per cápita, de 39.547 euros, es el segundo más alto del país, solo por detrás de Madrid.
El mercado laboral vasco, aunque menos dinámico que el promedio nacional, muestra signos de fortaleza. En 2024, el empleo creció un 1,5%, y en febrero de 2025, la afiliación a la Seguridad Social aumentó un 1%. Sectores como el transporte, las actividades profesionales y la educación lideran la creación de empleo. BBVA Research proyecta que la tasa de desempleo podría descender al 7,4% en 2026, con la creación de 26.400 nuevos puestos de trabajo entre 2025 y 2026. Por su parte, el Gobierno vasco es más optimista, estimando que el paro podría situarse en el 6,3% en 2026, alcanzando el hito de un millón de empleos a jornada completa. Sin embargo, el comercio autónomo enfrenta dificultades, con una pérdida de 13.500 autónomos en los últimos 15 años.
La industria, pilar histórico de Euskadi, atraviesa un momento delicado. El Índice de Producción Industrial (IPI) cayó un 0,2% en 2024 y un 2,8% interanual en enero de 2025, golpeado por la débil demanda externa. Las exportaciones, que cayeron un 5,1% en 2024, mostraron signos de recuperación en abril de 2025, con un repunte del 4,5% hasta alcanzar 2.652 millones de euros y un saldo comercial positivo de 378 millones, según Eustat.
Euskadi destaca como referente en innovación y sostenibilidad. Dedica el 1,88% de su PIB a I+D, una de las tasas más altas de Europa, y su estrategia Basque Industry 4.0 impulsa la fabricación avanzada. Además, la Agenda Euskadi-Basque Country 2030, alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, canaliza recursos hacia proyectos sociales y verdes a través de bonos sostenibles. La sólida infraestructura logística y el autogobierno reforzado por el Concierto Económico consolidan su competitividad.
Esta coyuntura, sin embargo, es solo un fotograma en el carrete de una historia más amplia. Aunque las perspectivas son halagüeñas, con un PIB per cápita que podría superar en 8,1 puntos porcentuales los niveles de 2019 para 2026 (frente a 4,5 puntos en España), no debe olvidarse la dinámica comparativa. Euskadi ha cedido peso económico relativo en las últimas décadas, y los distintos desafíos estructurales, que ya hemos esbozado con anterioridad, llaman a trocar la complacencia por la atención. Los agentes sociales, encabezados por las instituciones, deben estudiar el guion completo de la evolución económica e implicarse seriamente en lo estructural, para que Euskadi no se aleje del lugar que le corresponde en la liga de la prosperidad.
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