En el Instituto de Estudios de Ocio de la Universidad de Deusto afirmamos que el ocio es una experiencia integral de la persona y un derecho humano fundamental. El ocio es una experiencia de gran valor en el momento actual porque es un tipo de vivencia humana que el sujeto percibe de modo satisfactorio, no obligado y no necesario. Enunciado afirmativamente se puede decir que el ocio es una experiencia humana libre, gozosa y con un fin en sí misma; es decir, voluntaria y separada de la necesidad, entendida como necesidad primaria. La experiencia de ocio implica una percepción subjetiva en la que influyen tanto la propia experiencia personal como el entorno social en que se vive.
Un rasgo esencial en la experiencia es su carácter procesual, lo que hace que forme parte de nuestras vidas a través de un diálogo temporal entre presente, pasado y futuro, en cualquier dirección. En una experiencia de ocio es fácil determinar el tiempo que se emplea en la realización de la actividad objetivamente considerada (realizar un viaje, leer un libro, jugar un partido…); pero resulta más difícil hacerlo con su vivencia completa. Es decir, el tiempo que estamos proyectando o deseando y el tiempo posterior en el que disfrutamos recordando o rememorando. La vivencia plena de ocio se produce cuando se lleva a cabo como experiencia completa y con sentido, es decir, cuando existe un proceso con inicio, desarrollo y final.
La vivencia de ocio gana significación, importancia y calidad en la medida que se separa del mero «pasatiempo» y se incardina en nuestras vidas rompiendo las barreras del tiempo objetivo. La experiencia de ocio se enriquece al fijar su realidad en presente, procesual y significativamente, con el pasado y el futuro que le corresponde. El tiempo que precede a la realización de una actividad de ocio no tiene que ser necesariamente «tiempo libre», ni tampoco su tiempo posterior. La vivencia de una experiencia de ocio se inicia, o puede iniciarse, mucho antes de la realización de la actividad en sí misma. El atractivo del tiempo que ha de venir nos permite vivir la esperanza y nos llena de ilusión.
En oposición a la vida rutinaria, el verdadero ocio es una experiencia satisfactoria, independientemente del tipo de actividad que se practique. Las experiencias de ocio nos sitúan en un ámbito que no está dominado por el deber o la obligación, sino por las acciones con finalidad en sí mismas y por sí mismas. Un ámbito adecuado para la realización de actos gratuitos, no guiados por metas o finalidades útiles; un ámbito distanciado de las necesidades de subsistencia (comida, bebida, etc.), pero cercano a otro tipo de necesidades humanas igualmente importantes, como la necesidad de saber, obrar y expresarse. La preocupación por encontrar los rasgos comunes a cualquier experiencia de ocio ha sido y continúa siendo un tema de estudio constante.
El Instituto de Estudios de Ocio viene profundizando desde hace 20 años en un concepto de ocio experiencial que, visto desde la empresa, se ha convertido en un hallazgo innovador en el siglo XXI. Basta recordar la incidencia del trabajo de B. J. Pine II y J.H. Gilmore, La economía de la experiencia (2000). Más allá de la economía de los servicios, centrada en las actividades intangibles, la economía de la experiencia entiende que la clave está en los sujetos que quieren vivir experiencias memorables. Las experiencias son intrínsecamente personales. Esto tiene una relación con el estado físico, emocional, intelectual o espiritual, pero también con los valores de cada cual. Mientras los servicios son actividades intangibles, la nueva oferta de experiencias tiene lugar cada vez que una empresa emplea deliberadamente los bienes como utilería y los servicios como escenario para captar al público. Pine y Gilmore precisan que los productos naturales son agotables, los bienes tangibles, los servicios intangibles y las experiencias son memorables.
Estudios de Ocio ha profundizado en el conocimiento de las experiencias humanas desde un posicionamiento claro que le ha dado continuidad a lo largo de los años: la defensa de la persona y el esclarecimiento de la experiencia de ocio como fenómeno individual y social. Esta afirmación se ha convertido a lo largo del tiempo en un compromiso ético y en una forma de hacer característica que ha culminado en un modo de entender el ocio con unas implicaciones específicas.
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freiq says
Existe en este portal , una oferta de experiencias y regalos que utilizan como elemento principal vivir aventuras o experimentar emociones nuevas. A lo mejor os interesa: http://www.salammbo.es
Un decubrimiento, un abrazo!