Echamos la vista atrás para invitar hoy a Katherine Walsh, estudiante de intercambio de Marquette University (Wisconsin, USA), a compartir con nosotros la experiencia de su estancia en Bilbao durante el curso 2019-20.
«Dicen que tu semestre en el extranjero pasa en un abrir y cerrar de ojos, y que aún así lo recordarás para el resto de tu vida. Aunque no creo que ésta sea la situación que nadie hubiera previsto para esa afirmación, resulta que es increíblemente precisa. Mi estancia en Bilbao finalizó mucho antes de lo esperado, y, aún así, las experiencias que he vivido me acompañarán toda mi vida.
Al preguntarme por mi tiempo en el extranjero, no sería capaz de simplemente hacer un resumen de todos los lugares y monumentos que visité. Simplemente sonreiré e intentaré pensar por dónde comenzar. Mis objetivos al ir a estudiar al extranjero eran mejorar mi capacidad lingüística, aprender más acerca de la cultura española y crear nuevos lazos con personas distintas a mí.
Mis habilidades lingüísticas ciertamente se han visto mejoradas, aunque no puedo decir que hablo la lengua con fluidez después de dos meses. Tuve dos profesores increíbles durante un curso intensivo de dos semanas y después un semestre completo, que crearon una comunidad muy fuerte en sus clases. Pudimos conocer más sobre el resto de los estudiantes y aprendimos idiomas, así como cultura. Sin el entusiasmo de nuestros increíbles profesores no hubiera tenido la confianza o el vocabulario para probar nuevas cosas en la ciudad. Incluso cuando la pandemia llegó y dábamos las clases online, mi profesora de español iluminaba mi semana con una sonrisa y una actitud positiva. Tomé otros tres cursos de negocios en Deusto que me ayudaron a conocer estudiantes locales y a aprender practicas empresariales en la Unión Europea.
En cuanto a cultura, aquí la cultura española es algo único y especial, incluyendo otras partes del país. Ha sido genial poder vivir las cosas únicas que hacen que el País Vasco sea algo único, desde ver el uso del euskera en cualquier parte, hasta las noches de los jueves, ya que esta comunidad posee una gran cantidad de tradiciones e historias increíbles. La combinación de euskera y español, histórica y moderna, tradicional e industrial nos ha regalado fascinantes charlas y preguntas infinitas para contemplar. En el campus fui capaz de entrar en contacto con la cultura personalmente a través del coro de Deusto, en el que cantamos en varios lenguajes y estilos. En la casa en la que me alojé, todas mis preguntas fueron atendidas por la madre más increíble o por su pareja. A ellos les encantó genuinamente escuchar todo lo que iba aprendiendo cada día y enseñarme cómo las experiencias personales encajan en el marco cultural general.
Por último, la gente. Nunca imaginé que me vería sentada en una clase entablando una amistad tan cercana con gente proveniente de la otra punta del mundo. Mis compañeros de clase pasaron de extranjeros, a amigos, y a familia, en cosa de dos meses. Todavía seguimos manteniendo el contacto regularmente y estamos haciendo planes para saber en qué lugar del mundo nos veremos próximamente. Estoy tratando de convencerles de que visiten Milwaukee, pero al mismo tiempo sé que todos echamos de menos España.»