En Euskadi es necesario afrontar el apasionante desafío de la Inteligencia Artificial con mayores recursos y total urgencia
Artículo publicado en El Diario Vasco (18/03/2024) junto a Pedro Luis Uriarte, Belén Frau y Maite de Aranzabal (vocales del Foro Zedarriak)
Cuando, hacia 1440, Gutenberg inventó la imprenta, los copistas, que tantos pergaminos habían escrito a lo largo de la historia, la descalificaron destacando el grave riesgo que suponía. Sin embargo, fue una enorme oportunidad. Algo similar ocurrió con la irrupción de la electricidad, el teléfono, los ordenadores, internet…
Pero acertar con la respuesta ante el dilema riesgo-oportunidad no es fácil, ni mucho menos. Hay una frase que lo refleja muy bien: «Estamos siendo afectados por una nueva enfermedad, la del desempleo tecnológico. Los desastrosos errores que hemos cometido nos impiden ver lo que hay bajo la superficie, para llegar a la correcta interpretación de la tendencia de las cosas».
Cuando el economista más grande de la historia, John Maynard Keynes, escribió esto, en 1930, trabajaban en el mundo 800 millones de personas, gran parte en actividades agrícolas. El pavor era enorme ante el avance de las tecnologías de la época. Hoy en el mundo trabajan 3.400 millones de personas. Por lo tanto, lo que se percibía como un terrorífico riesgo se ha traducido en una gigantesca oportunidad en materia de mayor y mejor empleo.
Pues bien, estamos en un momento en el que de nuevo nos vamos a tener que enfrentar a esa «nueva enfermedad del desempleo tecnológico». Porque como señalaba con acierto el cuarto de los informes publicados por Zedarriak, titulado ‘La oportunidad de las tecnologías exponenciales’ (puede consultarse junto con los tres anteriores en www.zedarriak.eus) «nos encontramos en la encrucijada de una revolución tecnológica sin precedentes» y ello porque «un futuro que podía parecer lejano e inalcanzable, más propio de la ciencia ficción, se va aproximando».
Quizá el aldabonazo más decisivo se produjo cuando, en noviembre de 2022, la Inteligencia Artificial, sobre la que se venía trabajando desde hace décadas, irrumpe en nuestras vidas con la aparición de Chat GPT. Y el debate sobre si la IA representa un riesgo o una oportunidad se puede calificar en estos momentos de virulento.
¿Qué pesa más? Depende de lo que se haga y cómo se haga a partir de ahora. La Inteligencia Artificial generativa y otras tecnologías exponenciales y habilitadoras, si se utilizan de manera responsable, nos pueden aportar beneficios muy significativos. Ése es el objetivo a lograr.
Este artículo lo podría redactar un empleado americano, con contrato temporal, que estará dispuesto a trabajar 8.784 horas anuales, con un coste de 20 euros al mes. Se llama Chat y se apellida ‘Yipití’. Impresionante, ¿no? ¿O deberíamos decir, más bien, aterrador?
No, porque como señala acertadamente Ray Kurzweil, un gurú muy conocido, «las tecnologías exponenciales tienen el poder de mejorar la vida de todos, pues nos brindan la capacidad de resolver problemas que antes parecían insuperables y nos ofrecen la oportunidad de crear un futuro en el que todos puedan prosperar».
Por lo tanto, la pregunta que ahora tenemos que hacernos es, precisamente, cómo en Euskadi podemos crear ese promisorio futuro. No empezamos de cero. Contamos ya con el Centro Vasco de Inteligencia Artificial (BAIC), enmarcado en la Estrategia de Transformación Digital para Euskadi 2025, y con grandes activos, privados y públicos, para hacer frente a este nuevo desafío.
Desde Zedarriak planteamos, con humildad, que deberíamos trabajar intensamente para transformar la educación y la empresa, y a sus profesionales. Además, tenemos que crear, captar y fidelizar nuevas empresas y nuevo talento, conectando las comunidades científica e inversora, y apoyarnos en las capacidades en fabricación avanzada de las que ya disponemos.
Nos atrevemos a añadir otra recomendación más: es necesario afrontar este desafío con mayores recursos y con total urgencia, porque la mayor parte del valor producido por los cambios tecnológicos disruptivos se la han llevado, en el pasado, quienes han actuado más rápida y más eficientemente en el aprovechamiento de las oportunidades que han abierto.
Esta primera aproximación a un tema tan complejo como este la completaremos, en semanas próximas, con tres nuevos artículos centrados en el talento, el desarrollo de capacidades de innovación y el reto que plantean estas tecnologías en países de desarrollo.
Tenemos un desafío apasionante ante nosotros, como lo tienen todos los países de la Tierra. En el pasado hemos sido capaces, como sociedad, de superar situaciones críticas. Por ello, hemos conseguido situarnos muy alto, donde ahora estamos. Ante el dilema que nos plantea el avance arrollador de las tecnologías exponenciales, estamos convencidos de que, en Euskadi, vamos a saber convertir este enorme riesgo en una gigantesca oportunidad. Si queremos, podemos.
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