¿Cómo son los/as mejores docentes del mundo?

Hace un año aproximadamente, César Bona nos revolucionó un poco a más de uno/a (maestro/a, docente y profesor/a) cuando nos enteramos que fue seleccionado como uno de los 50 candidatos -el único de nacionalidad española de entre 5000 profesores/as de 26 países distintos- al Global Teacher Prize, considerado como el premio Nobel de los profesores/as, y con una dotación de un millón de dólares al/a docente que haya realizado una contribución extraordinaria a la profesión. A mí personalmente me hizo qué pensar y me provocó cierta envidia, en este caso sana, primero porque pensé en el orgullo que debía sentir César en ese momento, que unido a la responsabilidad y el mérito que ello suponía, le harían también sentirse feliz y a la vez, satisfecho del trabajo bien realizado. Así que, enhorabuena de nuevo por el reconocimiento.

Lo mejor de todo es que si bien César no ganó el premio, sí que “lo suyo” ha servido para pensar y reflexionar con más detenimiento sobre nuestra profesión, la de docente, y en cómo estamos haciendo las cosas para que, por fin, podamos estar hablando sobre un premio Nobel de los profesores/as. Porque que nuestra profesión es importante es algo que espero que no le quepa duda alguna a nadie, pero a la pregunta sobre ¿cómo son los/as mejores docentes del mundo? Eso es ya otra historia… pero es nuestra historia, la de un nutrido grupo de profesionales que nos preparamos año tras año para ello, ¿o no?

Personalmente, llevo unos años defendiendo la figura del teacherpreneur o profesor/a emprendedor/a, porque creo que también nosotros/as lo valemos: porque creo que es necesario demostrar al mundo que no sólo es importante y valiosa nuestra profesión sino que para ser un/a buen docente nos lo tenemos que ganar (y creo que nos lo vamos ganando).

Pero, ¿cuáles son las características de los/as buenos profesores/as?

Te adelanto las de los/as 10 mejores profesores/as del mundo según el Global Teacher Prize.

Desde mi opinión, creo que son PERSONAS:

sencillas y humildes, tan naturales como muchas de nosotras,
valientes y que miran hacia adelante con energía,
que trabajan con y para otras personas con ahínco,
que se esfuerzan (mucho) por hacer bien su trabajo,
que se renuevan y reciclan continuamente,
que se reinventan (ellos y sus formas de hacer las cosas con sus alumno/as),
que innovan en metodologías, en procesos, en formas de evaluar progresos y productos,
que tienen iniciativas, proyectos a desarrollar, ideas a concretar,
que tienen ganas de hacer cosas nuevas (y las hacen),
que, quizá sin quererlo, son marca y punta de lanza, y en ello ponen su empeño (porque no sólo piensan y tienen buenas ideas que se quedan en la cabeza o en los cajones de grandes o pequeño despachos, sino que también las hacen realidad),
que saben trabajar y trabajan en equipo, con sus colegas de profesión y con la comunidad educativa (porque un/a buen docente no lo es sólo de puertas adentro), pero sobre todo, con sus estudiantes,
que se comunican e interaccionan con aquellas otras personas que saben hacer las cosas de manera que funcionen (porque ellas YA las han hecho),
que se ilusionan y entusiasman con su trabajo, tienen pasión (y un gran corazón), y son fuente de inspiración para otras personas,
se sienten bien con lo que hacen y sueñan con hacerlo aún mejor,
tienen ideas nuevas y creativas y se lanzan a por ellas (de hecho, “¿por qué no?” es su pregunta de cabecera), y
tienen talento y se enfrentan al reto de formar al alumnado cada día, creando entornos de aprendizaje sanos y saludables, donde aprender es el objetivo prioritario.

Pero es que, además, como leía hace poco en un artículo, estas personas, que para mí son mis héroes y heroínas:

están dispuestas a seguir aprendiendo, investigar, trabajar en equipo, ser personas creativas, motivar(se) e incentivar a toda la comunidad educativa,
están preparadas para adaptarse a los cambios, las nuevas situaciones y hacer frente a distintos problemas y nuevos retos (esos que surgen todos los días), y hacerlo con alegría,
están siempre dispuestas y preparadas para actuar,
están preparadas para escuchar a la persona que tienen delante y entender su situación y contexto de partida,
y son capaces de trabajar de forma autónoma, porque son personas competentes y comprometidas con la educación y con lo más preciado de ella, las personas que conformamos los procesos de enseñanza-aprendizaje.

El año pasado (2015) fue la profesora estadounidense Nancie Atwell quien ganó el Global Teacher Prize gracias a su proyecto CTL (Center for Teaching and Learning), en Maine. Este año ha sido otra profesora, la palestina Hanan al-Hroub, la ganadora del Global Teacher Prize y quien se ha convertido de ese modo en la mejor profesora del mundo del 2016, ¿serás tú la próxima persona en conseguirlo?

Ah, por cierto, si quieres conocer un poco más sobre César Bona, aquí te dejo la entrevista que le hicieron en el programa de T.V. de La Sexta Noche: