Técnicas de estudio

Estudiar es un proceso complejo que no consiste solo en memorizar un contenido. Cuando nos ponemos a estudiar ponemos en acción nuestra mente para llevar a cabo una serie de acciones: interpretar y comprender lo que estamos leyendo, buscar y seleccionar la información importante, reflexionar sobre los contenidos y relacionarlo con nuestros conocimientos previos… De esta forma conseguimos el aprendizaje, asimilando e interiorizando la información para después recuperarla cuando la necesitemos.

Para que nuestro estudio sea mucho más efectivo te proponemos seguir estos 7 pasos, pero no de manera aislada como técnicas independientes, sino como un proceso. De esta forma conseguirás una mejor comprensión y asimilación del contenido que quieras estudiar.

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1. Lectura exploratoria

Lo primero que tenemos que hacer cuando nos encontramos delante de un nuevo documento, es leerlo, pero de forma rápida, simplemente explorando el texto y tratando de obtener una primera idea general del tema o la composición del texto. Esta lectura nos permitirá entender cómo se ha organizado la información en el capítulo o artículo que estamos leyendo (esquema) y también nos ayudará a identificar las ideas principales o puntos clave.

Para hacer la lectura exploratoria, podemos utilizar la técnica de skimming que consiste en leer los primeros y últimos párrafos, los títulos y subtítulos, los conceptos, fechas… buscando de esta forma conocer cuál es la estructura y los contenidos de los que trata. De esta forma nos hacemos una idea general del texto de forma rápida, mejorando nuestra velocidad lectora cuando lo practicamos con frecuencia.

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2. Lectura comprensiva

Una vez hayamos hecho una primera lectura exploratoria del documento, es imprescindible realizar una segunda lectura, esta vez dedicando más tiempo a comprender el texto. Antes de empezar con la lectura comprensiva dividiremos el texto en apartados o bloques pequeños que podamos abordar en una sesión de estudio, de lo contrario, cuando lleguemos al final no sabremos decir qué hemos aprendido.

La lectura comprensiva es una lectura más pausada, en la que leeremos cada párrafo, no de forma automática, sino centrándonos en el contenido y tratando de analizar y comprender las ideas y conceptos que aparecen. Nos detendremos en los puntos que no entendamos bien y volveremos a leer las partes que no nos hayan quedado del todo claras.  Si hay alguna palabra que no entendamos, buscamos su significado.

En este momento de nuestro estudio es muy importante tratar de relacionar el nuevo contenido con materias o lecturas anteriores, ya que esto nos ayudara a encontrar un sentido a aquello que estamos estudiando. Además, esta lectura deberemos hacerla de forma activa, es decir, haciéndonos preguntas e interactuando con el texto que tenemos delante. Por ejemplo: ¿Qué información nos da este párrafo? ¿Choca con alguna idea previa que ya tenía? ¿Cómo se relaciona con otras cosas que he aprendido? Es posible que a partir de esta lectura nos surjan dudas que anotaremos y trataremos de consultar lo antes posible.

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3. El subrayado.

Una vez que hemos leído y comprendido el texto, pasaremos al subrayado. Nunca subrayaremos en una primera lectura ya que probablemente destacaremos contenido que no hemos comprendido correctamente y que posiblemente no sea tan importante.

Subrayaremos solo los ideas fundamentales, tratando de identificar la relación existente entre ellas. Lo haremos además, identificando las palabras clave de manera que, sólo leyendo lo subrayado, se conozca lo fundamental del tema. Aquí tendremos que tener cuidado, porque subrayar demasiado nos complicará la labor posterior de síntesis y repaso.

4. Resumen.

El objetivo del resumen es sintetizar el contenido que tengamos para estudiar, por lo que es importante haber realizado antes los pasos anteriores, es decir, comprender el texto y saber cuáles son las ideas más importantes.

En el resumen recogeremos de manera breve y concisa las ideas fundamentales del texto, prescindiendo de los detalles. Estas ideas serán el esqueleto de nuestro resumen. Podemos elaborar una lista con esos conceptos y ordenar la información de forma jerárquica (primero lo más general o principal y luego lo más específico). Partiendo de esos conceptos ordenados elaboraremos el resumen, redactándolo siempre con nuestras propias palabras.

5. Esquemas.

Los esquemas nos ayudan a estructurar y organizar las ideas de una forma visual, dándonos una visión de conjunto, lo que favorece la memorización y la capacidad de recuerdo.

Para hacer el esquema nos basaremos en el resumen que hemos hecho en el paso anterior. Utilizaremos palabras o frases cortas que sean claves para recordar el resto del contenido y las distribuiremos de forma jerárquica, atendiendo al tipo de esquema que hayamos elegido. El tipo de esquema que más nos va a ayudar a la hora de representar la información, serán los mapas mentales. Al final de esta entrada, en el apartado de «Recursos» os dejamos un vídeo con más información sobre los mapas mentales.

6. Memorización y recuerdo

Todos los pasos anteriores nos han servido para trabajar mejor un texto, pero si debemos enfrentarnos a un examen, será imprescindible memorizar los contenidos. Memorizar consiste en fijar y retener en nuestra mente los conocimientos que queremos aprender para poder recordarlos cuando lo necesitemos. 

Cuando empezamos a estudiar, la información pasa primero a la memoria a corto plazo, pero aquí se olvida fácilmente. Nuestro objetivo es conseguir que se almacene en la memoria a largo plazo, que es la que permanece y la que necesitamos a la hora de los exámenes o pruebas. ¿Y esto cómo se hace? Por medio de la repetición, la asociación y la lógica. Es decir, a la hora de memorizar, no debemos limitarnos a repetir el contenido, será necesario también que tratemos de asociar los diferentes conceptos y buscar la lógica entre ellos. De esta manera el aprendizaje será más fácil.

7. Repaso

Como ya sabemos, nuestra memoria tiene límites y el olvido se produce de forma muy rápida. Por eso el repaso es fundamental, ya que nos ayudará a fijar el contenido que hemos estudiado y a interiorizarlo. Los repasos han de ser frecuentes y rápidos. A la hora de repasar, el importante que lo hagamos de manera activa, por ejemplo, explicando el contenido en voz alta, tratando de imaginarte las preguntas del examen e intentando contestarlas, repasando con otras personas, etc.

Como ya sabemos, nuestra memoria tiene límites y el olvido se produce de forma muy rápida. Por eso el repaso es fundamental, ya que nos ayudará a fijar el contenido que hemos estudiado y a interiorizarlo. Los repasos han de ser frecuentes y rápidos. A la hora de repasar, el importante que lo hagamos de manera activa, por ejemplo, explicando el contenido en voz alta, tratando de imaginarte las preguntas del examen e intentando contestarlas, repasando con otras personas, etc.

Por último, recuerda que para lograr buenos resultados es necesario por nuestra parte ser constante y organizado.

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