4 de noviembre, Martes de la XXXI semana del tiempo ordinario
Vivimos en un mundo saturado de citas, notificaciones y obligaciones que nos hacen creer que estamos siempre “ocupados”. Sin embargo, entre tanto ruido, muchas veces se cuela una forma de indiferencia: la del corazón que se acostumbra a decir “no puedo” o “no tengo tiempo”.
Jesús, en la parábola, muestra la respuesta del dueño que no se rinde; envía a su criado a salir por los caminos, a invitar a los pobres, los cojos, los ciegos y los olvidados. Esa es la imagen de la Iglesia que el Papa Francisco sueña, una Iglesia “en salida”, que no espera tras las puertas del templo, sino que va al encuentro de los heridos y los descartados.
Podemos mirarnos y preguntarnos si seguimos instalados en nuestras seguridades o si nos dejamos empujar hacia fuera. Si nos atrevemos a salir juntos, tal vez descubramos que el banquete está ya servido y que la alegría crece cuando se comparte. Feliz martes.









