Vivimos con el cuento de que lo más importante para contratar a una persona es su experiencia. Es cierto que es una característica muy importante a tener en cuenta, pero no debe ser la única. Las empresas están demasiado encasilladas en esa idea, cuando deberían abrir sus horizontes y atender a las posibilidades que la gente joven pueda aportar a una empresa.
Las empresas argumentan su criterio en diferentes aspectos, tales como el ahorrar en los costes que supone formar y entrenar a uno de estos jóvenes, que llaman novatos.
De otro lado, caben razones como la denominada “información privilegiada” que las personas con experiencia puedan tener por haber trabajado en la competencia. Lo cierto es que esta razón la mayoría de las veces se ve truncada, y es que no tan a menudo se da que un empleado tenga acceso a esa información privilegiada que pudiera ser realmente ventajosa para la empresa que le va a contratar. Dicho esto, esta razón está sobrevalorada.
Es muy probable también que partan de la premisa de que la gente con experiencia en la competencia ya conocen cómo funciona el sistema. No tiene porque ser siempre así. La teoría, sí, es que haya que invertir menos tiempo en formar a esta persona que a los “novatos”, pero por otro lado, tantos años de experiencia crean vicios en la forma de hacer las cosas, o pueden hacer que esa persona tenga enseñada otra manera de funcionar que no se corresponda del todo con la manera de trabajar de la empresa que le va a contratar, por lo tanto deberían considerar una posible formación de todas formas.
Hoy apostamos por los jóvenes, por los recién graduados. Por esos jóvenes que llegan a su trabajo con entusiasmo y motivación, con ganas de aprender y hacerse valer en su trabajo. Por esas personas que se dejan moldear, para poder convertirse en futuros líderes, que no tienen malos hábitos de trabajo, y se les puede enseñar de cero como hacer bien las cosas. Que quieren destacar, que por ello se esfuerzan al máximo en todo lo que se les mande hacer, para ganarse méritos, para sobresalir, para ir subiendo escalones.
Jóvenes llenos de ideas nuevas, con mente abierta a las nuevas tecnologías y a todo lo que venga, con gran capacidad de adaptación para los cambios y que se atreven a aportar sus ideas a la empresa para mejorarla, y es que son datos que a las empresas les gusta ignorar, pero lo cierto es que las ideas innovadoras en una empresa suelen llegar de estas personas recién graduadas.
Gracias a estas ganas de trabajar y a su frescura, aprenden rápido, y son capaces de integrar y poner en práctica dichos conocimientos con la misma rapidez, por lo que desmintamos todo eso de los altos costes de formación y excusas similares que se gastan las empresas, para no contratarlos.
Y quizá uno de los puntos más apreciados para una empresa es el de los costes, en el sentido de que estos jóvenes aportarán muchas cosas nuevas y ventajosas a una empresa por un costo menor de lo que una persona experimentada y con cierta categoría podría exigir para prestar su trabajo. Los jóvenes son más modestos. De este modo la empresa ahorra en sueldos, y puede invertir más en la capacitación y entrenamiento de estos jóvenes, que le darán un futuro fructífero a la empresa.
Está muy bien contratar a personas con experiencia, para ciertos puestos de responsabilidad pueden ser esenciales, pero lo normal es que con ello nos olvidemos de innovación; por ello es cierto que, cada vez más, se quiere contratar a personas experimentadas, pero en realidad se están decantando por mantener las que ya tienen en plantilla, cosa que no es fácil en estos tiempos, y al mismo tiempo apostar por nuevos talentos, por la generación del talento propio. Y es que, con ello, podemos dotar a la organización de un semillero lleno de potencial para un futuro, para ser líderes a medio y largo plazo.
Con todo ello, aconsejar que dichas organizaciones utilicen su talento clave, es decir a esas personas experimentadas, para enseñar a los nuevos talentos, de este modo no necesitarán desprenderse de sus trabajadores con experiencia ni tampoco renunciar a nuevos talentos, a frescura e innovación.
En cualquier caso, jóvenes, no tengáis miedo, presentaos con actitud desafiante y positiva: Sois el futuro, por lo que podéis mostraros con seguridad y motivación para cubrir el puesto que solicitáis, no hay nadie mejor que vosotros para ello. Poseéis gran acceso al conocimiento gracias a la habilidad para manejar las nuevas tecnologías. ¡Poned en práctica esta increíble capacidad! Presumid de vuestras habilidades, de lo que podéis aportar, de por qué tienen que contrataros: Porque sois los correctos para ese puesto y las personas necesarias para esa organización.
En fin, una vez más, ¡apostemos por los jóvenes talentos!
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