Al doblar la esquina de los 50, uno tiene la sensación de arrastar muchas más conformidades que quejas con esta vida.
La vida me ha tratado bien. No me ha hecho esquivar las limitaciones del ser humano, pero me ha hecho disfrutar profundamente de la belleza de todo ser humano.
Me ha rodeado de buenas buenísimas personas, compañía con la que emprender cualquier viaje: el de amar y ser amado, el de tomar como referencia y el de ser referenciado, el de ser educado y el de educar, el de trabajar y el de ser trabajado, el de disfrutar y el de ser disfrutado,…
Porque a mí, me gusta la gente, esos seres humanos con los que he compartido planeta y aldea.
Me ha llenado de buenas y no tan gratas experiencias, desde la niñez entre escuela, calles y campas de mozoillo, pasando por la juventud en movimiento, hasta la madurez tomatera. Y me ha permitido también pisar por continentes propio y ajenos, viendo cuanto cuanto nos parecemos y lo hermoso que es disfrutar de la diferencia de todos y cada uno.
Porque a mi, me gustan los sitios, todos ellos, los que regalo a los ojos de los demás y los que me han ayudado a descubrir.
Me ha puesto pañoleta de colores, con el deseo de dejar este mundo mejor de lo que lo encontramos. Me ha puesto camiseta rojiblanca, como gesto de romanticismo resistente, de anhelo impenitente. Me ha puesto detrás de bandera, logotipo y evangelio, con alma de heterodoxo y compartiendo el sentir del otro. Me ha hecho degustar mis lenguas y hablar en la que se confiara y me entendiera mejor el que me escuchara.
Porque a mí me gustan los otros, los que no somos nosotros, porque a vosotros ya os tengo y a los otros… no los tengo.
Me ha hecho descubrir: la geografía, para comprender los espacios que vivimos: la historia, para entender los tiempos que vivimos y que fuimos; el ocio, para vernos desde nuestro lado más serio; la política, para dejar de reirme de lo que no es una tontería; y la comunicación, para acabar de entendernos.
Porque a mi, me gusta estudiar y leer, haber si consigo conocer que ya costará saber.
Me ha acercado a palabras como: transformación, innovación, participación, inclusión, colaboración,… sostenibilidad, accesibilidad, solidaridad, corresponsabilidad, creatividad,… desarrollo, transparencia, justicia y progreso…pero con la que, posiblemente, he llegado a intimar más sea con el optimismo.
Porque a mí me gustan las palabras que acaban en CION, las que aportar LIDAD, aunque a veces me deje llevar con las LLO o que acabe en ESO. Pero si acabo en manos de alguna… que se llame optimismo.
Gracias por estos cincuenta años de vida.
Lastima no tener otros 50 años por delante para seguir compartiendo amor, construyendo justicia y, sobre todo, sembrando optimismo.