1.    La financiación debe vincularse con la calidad y equidad no con la titularidad

Desde la Universidad de Deusto, como universidad de iniciativa social, hemos defendido la necesidad de vincular la financiación de las universidades con la calidad  académica, docente e investigadora, acreditada  en resultados e indicadores y con la responsabilidad social universitaria basada en  el compromiso institucional con valores como la equidad, accesibilidad e inclusión, igualdad de género, solidaridad, sostenibilidad o cooperación, y no tanto con la titularidad, sea esta pública o no. 

2.    El gasto en educación es una inversión para el  futuro, necesitada de una gestión adecuada

Deusto considera el gasto en educación, incluido el gasto universitario, como una inversión en presente y futuro. Por lo tanto, cualquier recorte en los recursos disponibles para la enseñanza universitaria  y la investigación amenaza el presente y el futuro de nuestro desarrollo social, cultural, económico y ambiental.

No obstante, defender lo anterior no sólo es compatible con la exigencia de una eficiente  gestión de los recursos disponibles y la distribución de los mismos entre aquellos centros que garanticen calidad y equidad, independientemente de su titularidad, sino que constituye una garantía de la sostenibilidad de los niveles suficientes de financiación.

3.    Los recortes en las universidades públicas no benefician a las no públicas

Una primera impresión podría hacer pensar que los recortes en la financiación de la universidad pública favorecen a la universidad no pública, en la medida en que se produce una aproximación  del precio de las tasas en los centros públicos al coste real de la plaza por  estudiante y, consiguientemente, al precio de la matrícula en las universidades no públicas.

Sin embargo, esto no es así porque la financiación pública se rige por el criterio de la titularidad y no por el criterio de la calidad y la gestión eficiente de los recursos.  

 En el contexto actual,  el estudiante sin medios económicos suficientes sigue sin poder elegir el centro que, según su criterio, le garantice una buena formación como profesional y personal, junto a mayores posibilidades de empleabilidad, por la falta de financiación directa (fórmula de beca o cheque universitario para realizar los estudios en la universidad que desee) o financiación indirecta (fórmula de concierto o contrato programa con cualquier universidad que cumpla los requisitos de calidad y equidad).

A medio y largo plazo, las universidades públicas, de iniciativa social o privadas que aporten retorno social (profesionales bien formados en conocimientos y competencias; personas comprometidas con el desarrollo de su entorno; investigación reconocida internacionalmente; y transferencia del conocimiento para la solución de problemas y la formulación de alternativas) debieran ser apoyadas económicamente, conforme a los recursos disponibles en cada momento.

4.    Nuestro modelo está orientado a un proyecto de universidad previo a los recortes

Nuestra universidad pretende seguir trabajando por la excelencia académica docente e investigadora y por el compromiso con una innovación socialmente responsable y sostenible. En este objetivo, un contexto de reducción de recursos limita a las universidades públicas en sus posibilidades, pero no mejora nuestras condiciones como universidad de iniciativa social puesto que no reconoce nuestro esfuerzo y resultados con financiación directa (concierto o contrato-programa) o indirecta (becas o cheques universitarios a los estudiantes que quieren estar en nuestra universidad). Y las amenazas provocadas por la crisis económica y sus efectos sociales (aumento del paro, disminución de la capacidad económica de los empleados, etc.) dificultan el acceso a nuestra oferta educativa que no cuenta con una financiación condicionada a la búsqueda de la calidad y equidad.

Ociogune 2007 (55)