El desempleo se ha convertido en una de las grandes preocupaciones de Europa en los últimos tiempos, al verse destruidos los cimientos inmobiliarios que soportaban gran parte de la estructura económica del país, acaparando la contratación temporal e indefinida pero
¿qué papel juega el salario mínimo interprofesional en el funcionamiento del mercado laboral europeo?
Esta pregunta se la tuvo que hacer el Banco de España la semana pasada ante la polémica que levantaron sus declaraciones en torno al desempleo. En su iniciativa subyace la idea de que un salario mínimo determinado por la ley empuja demasiado al alza los costes salariales, encareciendo el factor trabajo y desincentivando la contratación a determinadas edades. En síntesis, la propuesta de la entidad consistió en permitir que “grupos específicos de trabajadores con mayores dificultades para su empleabilidad” puedan ser contratados con retribuciones inferiores al salario mínimo interprofesional (SMI), fijado actualmente en España 645,30 euros al mes. Desde entonces, han aparecido defensores y detractores de la propuesta que, por primera vez, se puso en manifiesto en el Informe Delors, previo a la creación del euro.
La propuesta del Banco de España esta basada en la recomendación de la Unión Europa de buscar nuevas fórmulas para flexibilizar aún más los salarios y la contratación y la que más eco está teniendo en los medios es la de suprimir el salario mínimo para los colectivos «con mayores dificultades», como es el caso de los jóvenes.
Desde un primer momento, Gobierno y Sindicatos parecen rechazarla a base de realizar reformas laborales en los diferentes campos que necesiten las modificaciones. La última reforma laboral introdujo el ‘Contrato para la formación y el aprendizaje‘, destinado a menores de 30 años, cuya duración oscilará entre uno y tres años para todos aquellos que quieran poner en práctica los conocimientos teóricos adquiridos durante su carrera universitaria o formación profesional.
Además, se aplicarán bonificaciones en las cuotas a la Seguridad Social cuando las empresas contraten a jóvenes a tiempo parcial o cuando los contratan temporalmente y los hacen indefinidos en la empresa. También los emprendedores menores de 30 años se beneficiarán de la reforma ya que los empresarios que los contraten se beneficiaran de una «tarifa plana» de 50 euros al mes durante seis meses.
Si comparamos la situación con nuestros vecinos, España no es el único país que cuenta con una política de salario mínimo interprofesional en la UE. Actualmente, 20 de los 27 Estados Miembros cuentan con un salario mínimo fijado en la ley que oscilan entre 157 euros mensuales en Rumanía y los 1874 euros de Luxemburgo.
Los países que no cuentan con esta política son Dinamarca, Alemania, Italia, Austria, Finlandia, Suecia y Noruega.
Queda latente la falta de consenso de los Estados Miembros de una política armonizadora de Sueldos y Salarios que flexibilice la contratación y sea expresada en una norma comunitaria de ámbito laboral, sugerido por Jean-Claude Juncker hace unas semanas, beneficiando a su vez a uno de los principios más importante de la Unión Europea: la libre circulación de trabajadores.
Un dato muy curioso a comentar sobre los efectos que tiene la supresión de esta política retributiva en el funcionamiento del mercado laboral es que esta medida contribuye a la bajada del paro juvenil ya que, los países que prevén SMI, independientemente de la cuantía que dispongan, cuentan con las tasas de paro juvenil más altas dentro de la UE, frente a la media comunitaria que es del 23,5%.
La excepción es Italia, que es el cuarto país con el paro juvenil más alto de Europa, sin contar con un SMI. Por otro lado, aquéllos países que no cuentan con tal barrera retributiva, el paro juvenil es casi residual.
Este dato es orientativo, porque no es objetivamente imputable al resultado. La cuantía del salario mínimo no está tan relacionada con la mayor o menor tasa de paro juvenil sino con la evolución del PIB, que desciende en los países con más paro juvenil. Tanto en España como Grecia, los dos Estados Europeos con mayor tasa de paro entre los jóvenes, más del 50% de ellos, sus salarios mínimos representan un porcentaje más bajo sobre la media del poder de compra.
El debate se ha intensificado en España en los últimos meses, ya que la crisis y la devaluación económica provocarán que nuestra economía reduzca los costes de la contratación empujando a que los salarios de entrada en las empresas estén por debajo del SMI. En poco tiempo, España tendrá que enfrentarse a la encrucijada de mantener o suprimir el SMI para dar más flexibilidad interna a la contratación y a las empresas que las llevan a cabo, sin dejar de lado los derechos de los trabajadores.