Lecturas: 9 de abril Jueves Santo
Comienza la Pasión en una cena donde Jesús con el gesto del lavatorio explica perfectamente el sentido de su vida. El gran gesto de Jesús, que después la Iglesia repetirá infinitamente, será la Eucaristía con el lavatorio. Eso que será tan importante en nuestra tradición, comenzó en una sala, en una casa, en una cena con una conversación y con una actitud concreta.
Hoy estamos parecido, estamos en casa, compartiendo sala, comiendo juntos, teniendo conversaciones y con unas actitudes determinadas que responden a la vida. Hay casas de todo tipo, donde hay gente que está sola, en pareja, en familia, en comunidad,… Pero en todas ellas se están dando los grandes gestos de la vida por medio del servicio. Encontramos muchos gestos en la llegada de los que vienen de trabajar fuera (sanitarios,…) que vienen con el dolor de ver sufrimiento; los que están en casa cuidando a los de al lado, los que mantienen el ánimo y la paz con los pequeños, los que resisten en la soledad, quienes unen familia amigos por las redes, quienes crean, quienes rezan,… todos y todas nos ofreen grandes gestos como el de Jesús.
La Eucaristía también es acción de gracias, que no seamos como Pedro, tan torpes para no comprender y rechazar el ejemplo de Jesús. Me gustaría que la gran Eucaristía de hoy fuera ocasión para agradecer, valorar y aprender del ejemplo que tantas personas nos han dado con su servicio, para que al modo de Jesús todos podamos decir «os he dado ejemplo» de servicio.
Gracias Señor por ser bruto. pero dame el amor de Pedro. Amen
La vida, sea cual sea la circunstancia concreta, se salva cuando soy capaz de lavar los pies. No va a ser la cruz lo que nos salva, sino ser capaz de amar hasta el extremo, aunque ello traiga la cruz.