Lecturas 29 de octubre. Jueves XXX tiempo ordinario
En general no nos gusta que nos digan que hacemos algo mal y que tenemos que corregir nuestra conducta. Los profetas se encargan de eso, de recordarnos que estamos alejados de la propuesta de Dios. Pueden hacerlo echándonos la bronca, haciéndonos ver nuestras incoherencias, mostrándonos una nueva realidad, o de algún otro modo.
Jesús es consciente de su destino. Alguien como él resulta incómodo y molesto en su sociedad (también en la nuestra). Pone en crisis los fundamentos de su sociedad y al modo del organismo el sistema inmunológico trata de acabar con el intruso.
El Evangelio es profético, es algo que vivido en profundidad nos pone en crisis a nosotros como seguidores, pero como consecuencia pone en crisis otras instituciones sociales que legitiman la injusticia y actitudes inhumanas. Son tiempos en que necesitamos de profetas de la esperanza para que seamos capaces de soñar, susurrar y acercarnos a un mundo que se parezca más al Reino.