Lecturas 7 de diciembre. Lunes II de Adviento
Ante tanto espectáculo que se nos presenta por los distintos medios de comunicación nuestra capacidad de admiración se atenúa. Los distintos programas de TV, las distintas peroratas de algunos políticos, las publicaciones en redes sociales, los influencers y demás, tratan de captar nuestra atención con cosas supuestamente admiriables.
Lo admirable de Jesús era que perdonara. Algo inédito en el planteamiento religioso de su tiempo y que dejaba a mucha gente herida sin ningún tipo de solución, además de tener cada vez una sociedad con heridas más profundas.
Nuestra mirada en adviento tal vez pueda escapar de las pantallas y admirarse y alegrarse por las cosas de la vida. Admirarnos del café de la mañana, admirarnos de la salud, admirarnos de la vacuna que se acerca, admirarnos de los primeros pasos de un niño admirarnos de la sabiduría de las personas mayores. Hay tanto que admirar y agradecer.