Lecturas 7 de septiembre. Martes XXIII semana tiempo ordinario
En el ajetreo en el que nos estamos volviendo a meter se nos suele olvidar lo importante porque lo aparentemente urgente nos come. Se ha puesto de moda en algunos ámbitos lo «slow» (lento), y es un signo más de la conveniencia del dicho «vísteme despacio que tengo prisa».
Jesús en su ajetreo sube a la montaña a orar. Es lo previo a las grandes acciones de Jesús, como la de hoy que es elegir a sus discípulos. Es el momento de detenerse, de cocinar a fuego lento sus decisiones, el tiempo de estar a solas con el Padre, el tiempo del discernimiento, el tiempo del amor y el tiempo de misión.
Es probable que todavía estemos con energía posvacacional, pero si no somos capaces de una rutina sostenible en la que demos espacio a la oración y a lo importante, el curso nos va a comer una vez más. Ahora es el tiempo para el «tiempo», el paso del cronos (digamos que ese tiempo que se mide) al kairós (ese tiempo especial y creativo). Ojalá tengamos un martes inspirado. Feliz martes.