10 de octubre, Lunes XXVIII del tiempo ordinario
A lo largo de los siglos siempre se ha criticado a las generaciones más jóvenes. Igual esta vez son ellos los que nos pueden criticar con más razón: les dejamos una tierra contaminada y devastada, les dejamos una deuda pública que igual ni sus hijos pagarán y les dejamos una esperanza un poco marchita, porque supuestamente vivirán peor que nosotros. Desde luego es para quejarse.
La gente pedía signos a Jesús, pero sólo había que interpretar los que ya había hecho. El Evangelio ya lo ha expuesto todo, ahora sólo queda optar por creer en Jesús o no.
Hoy puede ser un día para detener nuestra mirada en el futuro esperanzador que puede tener la humanidad. Se trata de acercarnos a esos nichos de esperanza en nuestras generaciones en las que seamos capaces de ver que hay sitio y ocasión de buena vida para los más jóvenes. Feliz lunes.