22 de julio, Domingo XVI del tiempo ordinario
La vida nos enseña que las cosas no son ni negras ni blancas. Estamos en mundo lleno de ambigüedades que si vamos para un lado enseguida vemos que necesitamos del otro, Y a ello se añaden nuestas ambigüedades personales que vamos al trigo como vamos a la cizaña.
El trigo del Reino de Dios nace rodeado de cizaña. No es una propuesta voluntarista ni angelical, sino que asume esa dimensión cizañera de la vida. Aquí se introducen dos principios, uno el de la libertad, Dios respeta hasta más allá del final nuestra libertad; y el otro el juicio o el discernimiento, donde tendremos que discrnir si ser trigo o cizaña.
Vivamos la ambigüedad con la libertad de los hijos de Dios, que no sea algo que nos paralice, sino que al contrario, sea algo que nos lleve avivir y a obrar bien. El objetivo es que nuestros frutos sean frutos buenos. Feliz domingo de elecciones.