6 de agosto, Domingo XVIII semana tiempo ordinario. Transfiguración del Señor
Hay momentos en la vida en la que nos sentimos resplandecientes. Hay algo, ha pasado algo que nos hace resplandecer, es decir que se nos ve con una mayor luz y fuerza, y a eso en ignaciano llamamos consolación.
Jesús resplandece, justo antes de tomar el camino de Jersualén, el camino de us muerte. Es el momento de confirmación de la misión que tiene encomendada, y en ese momento experimenta la gran comunión con el Padre.
Estamos llamados a vivir y a sentir los efectos de la consolación. En mundo a veces demasiado gris y demasiado oscuro, necesitamos personas de luz que sean capaces de iluminar y contagiar una mirada distinta a lo ya dado. Necesitamos personas que sean capaces de inicar caminos de amor y entrega. Feliz domingo.