Sálvame

8 de agosto, Martes XVIII semana tiempo ordinario.

Durante años ha funcionado un programa de TV titulado Sálvame. Programa que se en vez de salvar se ha dedicado a condenar sin misericordia a unos y a otros. Este modo de hacer televisión ha legitimado aún más a esa actitud que en vez de salvar la proposición del prójimo se le condenaba por que sí.

Sálvame puede ser la oración del apóstol cuando se ve en fragilidad. El evangelista, pone en boca de Pedro el grito y la angustia cuando nos vienen mal dadas. Es el momento de acudir al Señor, es el momento de lanzarnos de la barca y encontrarnos con la mano de Jesús que nos saca del agua.

El contraste entre la tele y el Evangelio es enorme. Nos toca evitar seguir lo de la tele y vivir más lo del Evangelio. Es la invitación a hacer oración de la vida, que aunque sea achuchada, es la ocasión para el encuentro con JEsús. Feliz martes.

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