24 de diciembre, Domingo IV de Adviento
Tener palabra, no sólo estar en el uso de ella, significa que quien tiene palabra es alguien de confianza, que aquello que dice es aquello que hace. En un mundo de apariencias, letras pequeñas y posverdad la palabra va perdiendo espacio a la par que nos hacemos más desconfiados.
A las puertas del nacimiento de Jesús el evangelista pone el acento en la acción de Dios. La palabra de Dios es la que se va a hacer carne, la palabra de Dios es la que anució lo que pasaría y en la palabra de Dios está la promesa de lo que va a pasar. Hoy, por tanto, se nos invita a fiarnos de la palabra de Dios.
Nuestras palabras nos hacen relacionarnos con la gente. Con ellas podemos hacer muchas cosas, pero el mundo nos pide que las usemos para mejorarlo. Mejorar nuestras palabras pueden ayudar a mejorar nuestras relaciones y así nuestro mundo: y así decir como María hágase según Tu palabra. Feliz domingo, feliz nochebuena.