23 de febrero, Viernes I de Cuaresma
En esta vida fragmentada la reconciliación se convierte en una dimensión cada vez más necesaria. Vivimos escindidos de unas parte y otras de la vida, donde nuestras relaciones son cada vez más frágiles, donde nuestra vinculación a la naturaleza está cada vez más amenazada y donde la relación con Dios se acerca al secularismo.
El Evangelio es la invitación a al reconciliación que se verifica con la reconciliación con los hermanos. Vivir en paz es el proceso de verificación de la dimensión religiosa donde el Espíritu nos anima a vivir juntos y en comunión.
Todo no se puede a la vez, pero tenemos el reto de vivirnos como personas que integran sus distintas dimensiones. Se trata de ser cada vez más libres de aquello que nos separa y que nos divide y fortalecer los vínculos en los que podemos ser y ofrecer lo mejor de nosotros mismos. Feliz viernes.