25 de mayo. Sábado VII semana del tiempo ordinario.
Nuestro mundo no es anda acogedor, no acoge a gente de fuera pero tampoco a gente de dentro y eso nos lleva a vivir cada vez más solos. El miedo que nos genera el otro nos enferma como sociedad.
En la sociedad de la época de Jesús, los niños no eran considerados importantes. Se les veía como seres inmaduros e incapaces de comprender las enseñanzas de Jesús. Sin embargo, Jesús rompe con esta mentalidad y muestra una profunda sensibilidad hacia los más pequeños. Los acoge con los brazos abiertos, sin importar su edad o condición social.
Hoy podríamos ensanchar neustro corazón para reconcoer las veces que nos han acogido en la vida. Se trata de entrar en ese juego de las acogidas mutuas y recíprocas que hacen que nos vivamos más en familia humanizada. Feliz sábado.