39 de junio. Domingo de la XIII semana del tiempo ordinario
Por desgracia en demasiadas ocasiones se invisibiliza el sufrimiento y en especial el de las mujeres. Ese proceso de invisibilización es un proceso de marginación por el cual el sufrimiento aumenta y crece.
La sanación de estas dos mujeres que son ánonimas (la hija de Jairo y la hemorroísa según la tradición) nos ofrece un mensaje de esperanza y transformación. Jesús nos invita a creer en su poder sanador, no solo para nuestras propias dolencias, sino también para luchar por la justicia y la liberación de las mujeres y de todas las personas que sufren en nuestro mundo.
Hoy podríamos tratar de visibilizar las experiencias de las mujeres que sufren. Es fundamental reconocer las diversas formas en que las mujeres experimentan el dolor y la opresión, tanto física como social. Es necesario revertir estas dinámicas de dolor. Feliz domingo.