8 de septiembre. Domingo de la XXII semana del tiempo ordinario
En nuestra sociedad nuestra capacidad de conectarnos al mundo y a los demás por el tacto va disminuyendo. Podemos recordar el tiempo duro de la pandemia, los procesos de virtualización, el miedo a tocamientos indebidos, la irrupción de la tecnología en la medicina y otros factores en los que nos vamos alejando los unos de los otros.
Jesús cura a un sordomudo acercándose a él y tocándolo. Se trata de una experiencia humana y espiritual, donde el encuentro con JEsús transforma la vida del hombre. Un avida que ha estado cerrada a la comunicación y al enceuntro con el Effetah se abre a una vida nueva y conectada a la realidad.
El tacto es un modo de curar y de sentirnos con otros. El sentir el tacto de otros nos ayuda, nos conforta, nos da calor, nos transmite energía, y a su vez sirve para materializar la experiencia espiritual. Se trata, siempre de la manera debida, de acercarnos un poco más los unos a los otros para humanizarnos más. Feliz domingo.