20 de octubre. Domingo de la XIX semana del tiempo ordinario
Los liderazgos que parecen dominar este mundo son escasos en sus resultados. Por desgracia vemos demasiadas personas en puestos de liderazgo que buscan el relumbrón, la fama, el poder y el dinero que el servicio que puedan hacer a los demás.
Jesús nos enseña que la verdadera grandeza, no está en la posición que ocupamos, sino en la forma en que servimos a los demás. Es una invitación a transformar no solo nuestra manera de liderar, sino nuestra forma de vivir.
En un mundo obsesionado con el poder, el estatus y la dominación, este evangelio nos desafía a preguntarnos: ¿Cómo estamos ejerciendo nuestra influencia? ¿Buscamos ser servidos o servir? ¿Usamos nuestros dones y talentos para dominar o para elevar a los demás?