3 de noviembre. Domingo de la XXXI semana del tiempo ordinario
Nuestor modo de vida es bastante fragmentado. Vivimos todo como en partes, por un lado lo profesional, por otro lo personal, en otro ámbito lo espiritual, … Y así resulta que nos vivimos en partes en vez de vivirnos unificadamente.
La ley del amor nos invita a hacerlo con todo, todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser. Esto nos hace salir de nosotros mismos y encontrarnos con el prójimo con la toda la verdad que somos.
Hoy nos podríamos preguntar cómo amamos, a quién excluimos de nuestro amor, y cómo podemos crecer en nuestra capacidad de amar más plenamente, tanto a Dios como a nuestro prójimo. Es una invitación a vivirnos de manera integral. Feliz domingo.