29 de enero, Miércoles de la III semana del tiempo ordinario
Vivimos en un mundo lleno de ruido, información y distracciones constantes. A menudo, las voces que nos rodean ahogan lo esencial, y lo que realmente importa queda esteril y relegado a un segundo plano.
Jesús nos recuerda que la semilla de su Palabra tiene el poder de transformar, pero necesita tierra buena para dar fruto. No se trata solo de escuchar, sino de acoger con profundidad, dejando que eche raíces en nuestra vida.
Podríamos mirar a cómo cuidamos y cultivamos las semillas importantes de nuestra vida. Esas semillas que son de amor de verdad y justicia son las que pueden germinar cosas nuevas y verdaderamente valiosas en nuestra vida. Feliz miércoles.