30 de enero, Jueves de la III semana del tiempo ordinario
Vivimos en una época en la que muchas voces compiten por nuestra atención. Las redes sociales, la publicidad y la opinión pública pueden hacer que lo esencial quede oculto bajo capas de ruido. A veces, incluso nuestra propia luz queda apagada por el miedo o la indiferencia.
Jesús nos invita a no esconder nuestra luz, sino a dejarla brillar. Nuestra fe, nuestras convicciones y el bien que podemos hacer no están para permanecer ocultos. Además, nos recuerda que la generosidad y la justicia son medidas que se nos devolverán con abundancia.
Hoy podríamos quitar aqeullo que nos impide que nuestras luces brillen. Esas luces de las personas que conforman nuestra comunidad hacen que muchas luces alumbren más los caminos de la vida. Feliz juves.