5 de febrero, Miércoles de la IV semana del tiempo ordinario Santa Águeda
Vivimos en una sociedad donde la familiaridad a veces nos impide ver la grandeza en quienes nos rodean. Nos cuesta reconocer el valor de quienes conocemos de cerca, y con frecuencia subestimamos su potencial solo porque los hemos visto crecer o porque nos resultan demasiado comunes.
Jesús experimentó este rechazo en su propia tierra: aquellos que lo conocían no supieron ver la sabiduría y el poder de Dios en Él. El prejuicio nubló su fe y les impidió recibir la buena noticia que estaba al alcance de sus manos.
Hoy, podríamos abrir los ojos y el corazón a las personas cercanas que quizás damos por sentadas. Se trata de reconcoer lo bueno que hay en ellas y celebrarlo con ellas por el regalo que suponen apra nosotros. Feliz miércoles.