6 de agosto, miércoles , XVIII del tiempo ordinario. Transfiguración del Señor
En un mundo de estímulos constantes, muchas veces necesitamos subir a “nuestro monte” para distinguir lo esencial. Vivimos saturados de pantallas, mensajes y mucho ruido, pero algo en nuestro interior anhela claridad. Se trata de luz que no deslumbra, sino que revela.
El relato de la Transfiguración nos invita a salir del ruido que nos aletarga y contemplar lo que realmente pasa en nuestro cada día. La voz que emerge de la nube nos recuerda lo ´que realmente somos con Jesús, Este es mi Hijo.
Hoy podríamos subir, aunque sea un momento, a lo alto de nuestro día. Dejemos que el silencio nos transforme, que la escucha nos guíe y que la luz nos revele lo que tantas veces pasa desapercibido. Feliz miércoles.
