23 de agosto, sábado de la XX semana del tiempo ordinario
En tiempos en los que la apariencia ocupa titulares y redes, se valora más el brillo exterior que la coherencia interior. Vemos discursos que prometen mucho, pero acciones que no siempre acompañan. La desconfianza crece cuando lo dicho y lo hecho se alejan demasiado.
Jesús nos dice que lo esencial no está en buscar reconocimiento ni en aparentar superioridad. Lo que da valor es la humildad y la coherencia entre palabra y acción. Grandeza no es imponerse, sino ponerse al servicio de los demás con sencillez y verdad.
Hoy podríamos revisar nuestras propias actitudes. Seamos capaces de aligerar cargas, no de aumentarlas. Cultivemos un estilo de vida más humilde, donde el servir y no el aparentar sea lo que marque nuestro modo de estar en el mundo. Feliz sábado.
