27 de agosto, miércoles de la XXI semana del tiempo ordinario
Vivimos en un tiempo donde las imágenes de destrucción y sufrimiento nos llegan en directo, y, sin embargo, el mundo parece habituarse al horror. El genocidio en Gaza, con miles de vidas arrebatadas, se cruza en nuestros noticiarios como si fuera un episodio más, mientras seguimos con nuestras rutinas. La indiferencia se convierte en una forma de hipocresía colectiva.
El Evangelio denuncia a quienes muestran una fachada impecable mientras esconden la podredumbre de la injusticia. Esa misma incoherencia se hace presente cuando nuestras sociedades presumen de valores de paz y derechos humanos, pero toleran guerras, bloqueos y violencia.
Las víctimas nos reclaman mirar más allá de las apariencias y no aceptar discursos que maquillan la crueldad. Revisemos nuestra complicidad silenciosa, hagamos de la coherencia un compromiso y aprendamos a poner la vida y la dignidad humana en el centro. Feliz miércoles.
