5 de noviembre, Miércoles. Todos los Santos de la Compañía de Jesús.
Hoy celebramos la Jornada de Oración por las Vocaciones Jesuitas y miramos con gratitud a tantos compañeros que han entregado su vida al servicio, silenciosamente, con la constancia del grano que cae en tierra. Su paso por tantos lugares y comunidades ha dejado huellas de esperanza, de fe encarnada, de compromiso con la justicia. Son parte de esa historia que nos sostiene y nos inspira.
El Evangelio nos recuerda que la verdadera fecundidad nace de la entrega. El grano que se guarda para sí mismo no germina, pero el que se ofrece, florece en vida nueva. Jesús nos invita a comprender que la plenitud no está en conservar, sino en compartir; no en proteger lo propio, sino en ponerlo al servicio de los demás. Solo así el amor se hace duradero y fecundo.
Nosotros, herederos de tantas vidas ofrecidas, seguimos llamados a seguir sembrando con generosidad. Que sepamos mirar nuestra propia vocación como una oportunidad para dar fruto allí donde estemos. Que sigamos caminando juntos, abiertos a dejar nacer lo nuevo en nuestras manos. Feliz miércoles.

El Evangelio de la fiesta de hoy es:
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas. 12, 23-26
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Ha llegado
la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre. En
verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y
muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.
El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a
sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El
que quiera servirme, que me siga y donde esté yo, allí también
estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre le honrará».
Palabra del Señor.