24 de noviembre, lunes de la XXXIV semana del tiempo ordinario
En estos días en que tantas personas afrontan incertidumbres económicas, seguimos viendo gestos silenciosos de generosidad que sostienen comunidades enteras. La realidad nos recuerda que no todo se mide en cifras ni en balances, y que hay entregas que pasan desapercibidas. A veces lo más pequeño ilumina la realidad de todos.
El texto nos muestra a una mujer que ofrece lo único que tiene porque confía plenamente. Su gesto supera al de quienes dan desde su abundancia y revela un corazón que no retiene. Echarlo todo expresa una libertad que nace de la confianza profunda.
Hoy podríamos reconocer y agradecer todas las entregas generosas que nacen de la coherencia y la confianza. Como esas personas, intentemos compartir lo que somos sin miedo a la escasez. Busquemos caminos donde nuestra aportación, por pequeña que parezca, transforme. Feliz lunes.
