4 de marzo, Martes de la VIII semana del tiempo ordinario
Vivimos en un tiempo de búsqueda incesante. Queremos asegurarnos un futuro estable, nos preocupamos por lo que tenemos y tememos perderlo. Sin embargo, a menudo olvidamos que lo esencial no se mide en posesiones ni en seguridades terrenales, sino en la profundidad de nuestras relaciones y el sentido que damos a nuestra vida.
Jesús nos recuerda que seguirle implica desprendimiento y confianza. No es un cálculo de pérdidas y ganancias, sino una entrega que nos abre a algo mucho riqueza mayor. Aunque el camino conlleve dificultades, la promesa de recibir el ciento por uno alimenta el camino.
Nosotros estamos llamados a la apuesta valiente en la vida. Se trata de dejar de aferrarnos a seguridades pasajeras y abramos el corazón a la vida en mayúsculas. . Confiemos en que lo que entregamos con amor nos será devuelto multiplicado. Feliz martes.
