3 de febrero, Lunes IV de la III semana del tiempo ordinario San Blas
Vivimos en un tiempo donde muchas personas cargan con cadenas invisibles: la ansiedad, la soledad, las heridas del pasado. A veces, estas cargas parecen inquebrantables y nos aíslan. Nos acostumbramos a convivir con ellas, incluso cuando nos dañan, creyendo que no hay salida.
Pero Jesús se acerca, cruza al otro lado y nos busca incluso en nuestros momentos más oscuros. Su presencia libera, sana y devuelve la dignidad. No solo rompe las cadenas, sino que nos devuelve a la vida, al encuentro con los demás. Su misericordia es más fuerte que cualquier atadura.
Hoy podríamos identificia rlas cadenas qe nos atan y que necesitan ser rotas para liberarnos de ellas. Para ello también es bueno hacernos vulnerables para que otros nos ayuden en esta tarea. Feliz lunes.
