Camino de justicia

16 de diciembre, martes III de Adviento

Vivimos en una época donde las palabras abundan, pero las acciones escasean, donde las promesas se pronuncian con facilidad, pero rara vez se cumplen. La sociedad valora las declaraciones públicas, mientras que el seguimiento concreto queda frecuentemente olvidado. Esta brecha entre lo que decimos y lo que hacemos marca profundamente nuestro tiempo.

El Evangelio presenta a un padre con dos hijos ante una tarea sencilla. El primero la rechaza abiertamente, pero luego actúa; el segundo acepta, pero no cumple. Quienes parecían más alejados fueron precisamente quienes reconocieron su necesidad de cambio y lo hicieron real.

Nos corresponde examinar la coherencia entre nuestras palabras y actos, sin autoengaños ni justificaciones cómodas. Construyamos una cultura donde la autenticidad prevalezca sobre las apariencias y el compromiso real sustituya a las promesas vacías. Aportemos cada cual nuestro granito de arena a un mundo más justo. Feliz martes.

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