El que escuche mis palabras.

4 de diciembre, jueves I de Adviento.

Vivimos semanas de prisas, pantallas y titulares que cambian cada hora.
Entre las incertidumbres propias y compartidas, nos sentimos sin suelo y buscamos algo firme que nos sostenga, para cuando lleguen vientos contrarios.

El Evangelio insiste en escuchar de verdad, no solo oír, y dejar que la palabra baje a las manos.
Quien escucha esas palabras y las practica construye su casa sobre roca, capaz de resistir lluvia y riadas. Y para eso necesitamos ser sujetos sólidos que afronten la vida.

Hoy podríamos escuchar con más atención lo que se nos dice y también lo que callamos dentro de nosotros mismos. Intentemos construir hábitos pequeños que aguanten el día difícil, con coherencia, cuidado y compromiso con los demás. Feliz jueves.

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