9 de febrero, Domingo de la V semana del tiempo ordinario
A veces sentimos que nuestra vida transcurre en la rutina, con esfuerzos que parecen no dar fruto. Pero justo ahí, en el cansancio y en el posible desánimo, algo irrumpe en la vida que nos pide algo más.
La vocación no es solo un llamada externa, sino una respuesta interior que transforma. Jesús no solo llena las redes de Pedro, sino que le da un horizonte nuevo: «Desde ahora serás pescador de hombres». Pedro, con sus miedos y su fragilidad, es llamada a una misión más grande de lo que jamás imaginó. Su sí a Jesús le lleva a dejarlo todo y seguirle.
Hoy necesitamos recuperar el valor de la vocación propia y ajena. Necesitamos de espacios en los que Jesús irrumpa en neustras vidas y nos lleve a nuevos mares en los cuales nuestra vida pueda dar aún más y mejores frutos. Feliz domingo.
