4 de septiembre , jueves de la XXII semana del tiempo ordinario
En la vida cotidiana nos topamos con momentos en que el esfuerzo parece estéril: horas de estudio que no dan fruto, trabajos que no avanzan, proyectos que se encallan. Esa sensación de vacío nos pesa en el cuerpo y en el ánimo, como una red vacía tras una larga noche de fatiga.
El Evangelio de hoy narra cómo Jesús pide a los pescadores volver a echar las redes tras una jornada infructuosa. Contra toda lógica, la barca se llena de peces hasta casi hundirse. Esa abundancia inesperada abre un horizonte nuevo: una llamada a dejarlo todo y confiar en un camino distinto.
Que aprendamos a escuchar las invitaciones que rompen nuestra rutina. Que nos atrevamos a remar mar adentro aunque el cansancio nos diga lo contrario. Que hagamos de este día una travesía donde lo improbable nos sorprenda con plenitud.
