27 de enero, Lunes de la III semana del tiempo ordinario
Vivimos en un mundo que se reconoce por su división y polarización. En la sociedad, en nuestras familias, e incluso en el interior de cada persona, encontramos conflictos que nos fracturan y nos alejan de la armonía. Las voces que critican, separan o buscan el enfrentamiento tienden a oscurecer los caminos de unidad y reconciliación.
El Evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre la importancia de la unidad. Jesús denuncia las acusaciones injustas y recuerda que un reino o una familia dividida está condenada al fracaso. La verdadera fortaleza está en la unión, y solo desde la comunión con el Espíritu de Dios podemos resistir las fuerzas que nos desintegran.
Hoy podríamos identificar aquello que puede estar dividiendo nuestro corazón y nuestras relaciones. Se trata de evitar que de repente nos veamos detrás de una línea que nos separe de los demás. Feliz lunes.