Xabier Goikouria, sacerdote diocesano y misionero vizcaíno con más de 45 años de vida misionera en Likasi (República Democrática del Congo), ha sido galardonado con el IV Premio Bilbao Norte-Sur, un reconocimiento promovido por el Área de Igualdad, Cooperación y Ciudadanía del Ayto. de Bilbao. Dicho premio le será entregado el próximo día 10. Aprovechando su estancia en la villa, ha sido invitado por el grupo U+D (Deusto Campus Solidaridad) y SoliDe (Deusto Campus Fe) a dar una charla sobre la situación que se vive en el país en el que lleva tantos años misionando.
Sirviéndose de múltiples situaciones de la vida diaria congoleña ha presentado a los asistentes la realidad del país en el que vive. El Congo está dotado con ingentes cantidades de recursos naturales, especialmente cobre y cobalto, cuya explotación queda en manos de capital extranjero, especialmente chino e indio, siendo los habitantes locales los menos beneficiados. Es, desde un punto de vista tecnológico, un país muy atrasado, incapaz de competir con los países desarrollados. De hecho, la tecnología que se utiliza en los centros de formación de jóvenes creados por Xabier Goikouria se ha quedado obsoleta en los países del Primer Mundo: “Nos mandan todo aquello que ya ha dejado de utilizarse”, afirma. A esto hay que añadir el atraso en materia educativa. Desde su punto de vista, los conocimientos que adquieren los jóvenes son escasos, pues apenas hay buenos materiales educativos. Es, además, un país con altos índices de corrupción en todos los niveles: político, educativo, sanitario…“Gran parte del presupuesto se pierde por el camino, se queda en esferas intermedias. Lo que acaba invirtiéndose es muy poco”, sentencia Xabier. La Iglesia Católica, “aunque siempre podría hacer más”, juega un papel importante en la solución de los problemas sociales, pues contribuye a que la gente adquiera conciencia de su precaria situación. El gobierno fomenta el apoyo a grupos y sectas contrarias a ésta con el fin de que la gente permanezca distraída, algo a lo que a juicio de Xabier también contribuye la creencia en la magia y en la hechicería.
El presbítero diocesano ha señalado que no pierde la esperanza, aunque le duele que los jóvenes congoleños no dispongan de ningún resquicio para soñar, “porque al fin y al cabo lo más importante para ellos es subsistir. Por eso viven como normales situaciones que para nosotros serían inaceptables”.
A pesar de todo, él se empeña en seguir ayudando a la gente que le rodea. “Aunque lo que uno pueda hacer sea poco hay que hacer que se oiga”. El misionero, presidente de la Fundación que lleva su nombre, es impulsor de innumerables iniciativas y proyectos. Algunos de sus trabajos más reconocidos son el Centro “Kilima Cha Kitumaini” en Panda o la escuela “St. François Xabier”, que cuenta con un alumnado de unos 2.500 jóvenes.